Proliferan las fotos en internet (y supongo que, si aún existen las fotos fuera de internet, también) en las que se ve a un motero o motera haciendo el hermoso y simpático gesto de “la peineta”. Imagino que a quien lo hace se le pasará por la cabeza que es un gesto muy “in” porque no quiero pensar que va dedicado a la persona que dispara la foto. Ignoro el motivo por el que se ha popularizado este “jódete” entre el gremio pero estoy seguro que la gran mayoría de los que lo hacen desconocen su origen.

Como en Viajo en Moto, además de ser irreverentes nos dedicamos a desasnar a la tropa, vamos a dar un par de pinceladas culturales a esta sana costumbre de enseñar el dedo.

Empezaremos diciendo que el término correcto para designar al gesto del dedo medio levantado es “higa”. Esta imagen, por si había alguna duda, representa un pene enhiesto con los testículos en forma de puño y suele ser considerado en la actualidad como algo ofensivo. Yo mismo viví en mis carnes una serie de amenazas al realizarlo, amenazas que solventé blandiendo la manivela del gato y lanzando improperios como una cerda histérica, que diría F.C Barrio.

Es ofensivo prácticamente desde que el mundo es mundo pues ya hay referencias de su insultante uso en la obra del griego Aristófanes que vivió casi 500 años antes de nuestra Era. Los romanos, que fueron especialistas en copiar las buenas costumbres de los griegos, también lo adoptaron y lo rebautizaron como dígitus impudicus, que les sonaba como más científico. Como entre romanos y griegos nos educaron para ser lo que somos en Occidente, las culturas influenciadas por ellos lo adoptaron dándole, además del insulto, un uso más práctico: protegerse de las maldiciones.

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Precisamente aquí llegamos a otro símbolo usado también en ciertos ambientes moteriles y contra el que el digitus impudicus era infalible: los cuernos o maloik. En contra de lo que muchos creen, los cuernos formados con el meñique y el índice, también llamado mano cornuta, no tiene nada que ver, al menos en origen, con el Diablo y con sectas satánicas. Ni siquiera con los heavys malos malotes que lo asimilan a la música satánica. El malochio o mano cornuda es posible que tenga también un origen greco-romano y en los tiempos pretéritos era usado para contrarrestar el mal de ojo o para formular esa maldición, las dos cosas.. El que lo popularizó en los ambientes musicales del rock duro fue el pequeño James Dio, que lo empezó a usar en sus conciertos porque su abuela se lo hacía, cuando era pequeño, para curarle las más variopintas enfermedades y afecciones infantiles. Lo siento por Gene Simons, el de Kiss, que se atribuye su invención pero antes que él, Dio ya lo usó en la portada de su primer disco en solitario Holy Diver. En la portada sale un diablo arrojando a un cura encadenado por un acantilado mientras hace la señal de los cuernos con su mano.

Este signo no debe de ser confundido con otro muy parecido con el meñique y el pulgar estirados mientras los otros tres se mantienen plegados. Este origen de este es hawaiano y significa “amor” o “te amo”.

El uso, por parte de algunos moteros, de estos signos hay que buscarlo en la contracultura y en la disconformidad, casi siempre impostada todo hay que decirlo, de algunas tribus motociclistas contra la sociedad. Vamos, pose o como se dice ahora, postureo.

Y ya que estamos con los juegos de manos, hablemos de la popular V del saludo motero. La primera referencia de este signo como saludo está en el manuscrito Macclesfield Psalter, que es un tochazo escrito en latín lujosamente ilustrado y datado en el año 1330, cuando las motos aún estaban muy lejos del tecnológico aspecto actual. Si alguno tiene curiosidad irrefrenable por ver al primer protomotero, el Salterio está en el Museo Fitzwilliam en Cambirdge. El retrato de este libro está muy bien pero después de aquello siguió habiendo uves. Según la leyenda cuando los franceses luchaban contra los ingleses en La Batalla de los Cien Años, allá por 1415, prometieron cortar los dedos índice y medio a los arqueros enemigos para, de este modo, evitar que siguieran siendo arqueros (tonterías, con matarlos a todos ya estaba solucionado). Cuando los ingleses ganaron la Batalla de Agincourt salieron enseñando los dedos como diciendo “aquí están, mis dedos intactos, pardillos!” Y ahí se quedó el signo como señal de victoria.

François Rabelais, un escritor francés del Siglo XVI también hace referencia a este signo pero no me he molestado en leer su obra, lo siento.

Pero también la V tiene su significado insultante. Además de desear la paz o la victoria si se pone la palma hacia afuera, puede resultar muy ofensivo si va con la palma hacia dentro, al menos en la cultura anglosajona. Y también hay constancia gráfica de ello en una película grabada con ocasión de unos disturbios laborales en  Inglaterra a principios del Siglo XX.

Sin salir de Inglaterra, los críos de los años 50 se insultaban con el dedo gordo en la nariz (cosa de críos, ya se sabe) y este gesto parece ser que evolucionó hacia los dos dedos, el índice y el medio en las fosas nasales.

El caso es que su uso como gesto ofensivo se considera bastante feo.

Durante la ocupación alemana de Francia y Bélgica en la Segunda Guerra Mundial, al ex-ministro de justicia  Victor de Laveleye se le ocurrió que los ciudadanos podrían hacer este gesto a las fuerzas de ocupación para minarles la moral. Y ahí los tienes, como en la serie de “los lagartos de uve”, pintarrajeando carteles y fastidiando a los alemanes. La idea era que pensaran que, en cuanto se dieran media vuelta, una horda de civiles se les echaría encima. En Inglaterra, viendo que aquello triunfaba, establecieron el programa “V for Victory”. Partió de la BBC pero pronto todos los aliados estaban usando la V de victoria en sus discursos. De ahí a usarlo en todas las guerras por cada uno de los bandos combatientes solo hubo un paso.

¿Y cómo llega esto a ser un saludo motorista?

Dicen que fue el piloto Barry Sheene en los años 70, que hacía la señal cada vez que ganaba, el que popularizó el gesto (al igual que Dio en sus conciertos). Otros afirman que los correos motorizados que se desplazaban por el bombardeado Londres en la Segunda Guerra Mundial lo usaban para saludarse y que Sheene solo lo puso de moda.

Particularmente, prefiero el saludo de los motoristas ingleses, inclinando levemente la cabeza cuando te cruzas con ellos. Lo uso habitualmente porque yo, también intento ser un caballero.