Nómada en SamarkandaEstas últimas semanas el término “aventura” me sale por las orejas y este libro, [easyazon_link identifier=”8460854442″ locale=”ES” tag=”http://amazon.es”]Nómada en Samarkanda[/easyazon_link], de Miquel Silvestre ha conseguido, en sus primeras 25 páginas, que la aventura me rechine. Tantas veces nombra la palabra “aventura” que bien parece que quisiera hacer una parodia en lugar de glosar sus andanzas. Creo recordar que salían a dos “aventura” o sus variantes, por página.

Una vez superado este trance comienza el viaje y se torna bastante monótono en los primeros kilómetros. Es como si el autor tuviera que escribir el libro por encargo en lugar de hacerlo por inspiración literaria. Ignoro si esto es así o no pero el resultado de las primeras páginas no engancha al lector con un texto a la altura de lo que se espera de Miquel. A pesar de que es correcto escribiendo y maneja el idioma con soltura, cae en el error de los kilómetros vacíos de contenido y la anécdota insulsa (cuando no exagerada). Tanto que hasta la página 80, cuando se encuentra con su novia en Estambul, el libro me resulta bastante falto de interés.

Algo que ha llamado poderosamente mi atención es la cantidad de errores ortográficos y tipográficos que salpican los capítulos, máxime cuando Silvestre afirma, en la página 140, que Miguel de Cervantes es un “escritor regular, aunque un gran novelista”. No me esperaba, porque no nos tiene acostumbrados. Encontrarme faltas de ortografía, textos repetidos y cierta descoordinación, sobre todo en los últimos capítulos, es algo que se puede perdonar en una autoedición de principiante pero no en alguien que dice de sí mismo que es escritor.. Creo que, en general, le faltan algunas horas de edición.

En cuanto a la historia en sí, la narración está llena de altibajos que alternan al Miquel que conocemos, activo, duro y dinámico, con el Miquel didáctico que nos describe el devenir histórico de los países que atraviesa, con la Wikipedia como alma mater. Ignoro si la labor de documentación proviene de la enciclopedia más famosa de la red o de libros de consulta pero el resultado viene a ser el mismo: un compendio del saber que resulta un tanto repipi en ocasiones y que relega a un segundo plano la verdadera historia: el viaje.

Echo en falta confesiones como las que me encontré en [easyazon_link identifier=”8415097611″ locale=”ES” tag=”http://amazon.es”]La Emoción del Nómada[/easyazon_link], el libro que escribió con ocasión de su anterior viaje por estas mismas tierras de Oriente. Aquí tenemos a un Miquel mucho más banal y macarra, pagado de sí mismo en ocasiones y con la constante necesidad de contarnos que está de vuelta de todo. “Me sobran huevos para esto y para más”, dice. Consigue, a veces, identificarse con la imagen de chulo y prepotente que le atribuyen muchos de sus detractores. Y, de paso, dejar al lector con cara de póquer cuando cae en lo que yo llamo “síndrome del viajero de la hostia” que consiste en diferenciarse de forma bien clara de los que muchos denominan despectivamente “turistas”. Es como si por el hecho de viajar en moto, aunque sea con la cartera bien repleta, tuvieras un status especial en el ecosistema del turisteo. Eso, cuando viajas con un presupuesto de 100€ diarios, tal y como nos cuenta, resulta un tanto contradictorio.

Al final, en un epílogo que más bien parecen galeradas, consigue elevar el tono por momentos y enganchar de nuevo al lector pero, en líneas generales es un libro prescindible,  escrito “porque tocaba”, con fallos garrafales que no me esperaba en alguien de la talla de Miquel Silvestre. Me comparé el siguiente y olvidaré que he leído este.