navajazo

Vengo a disculparme, cariño.

Ya sé que a veces me paso un huevo y la tomo contigo, pero luego me arrepiento y me digo a mi mismo que soy un bruto y que no debería tomarla contigo y que me paso mogollón. Como el otro día, cuando te di la patada. Joder, es que ya sabes que me revienta que me lleven la contraria, que intenten torearme.

 Y no me negarás que tú, a veces, intentas torearme. Siempre pasándome por el morro lo lista que eres y lo mucho que sabes. A mi todo eso ya sabes que me la suda, coño! Yo vivo sin preocuparme de la política, ni de la cultura ni de cómo le va al vecino o a la puta del quinto. Lo mío es salir a hacer kilómetros con la moto, andar con los del motoclub por ahí y bajar a echar la partida al bar de Manolo. A veces subo algo tocado, ya lo sé, pero ¡qué cojones! un paisano ye un paisano y tiene que salir algo, no? Ya me dicen esos cabrones que soy un calzonazos y que me tienes dominado.


Pero, vamos a ver… a ti que cojones te importa si salgo o no, coño! Si tu estás todo el santo día aquí metida como si fueras una monja. ¿Qué crees que me gusta llegar del bar y encontrarte aquí con los rulos puestos, metida en el fregadero con esa bata llena de mierda?

Que pareces una vieja de ochenta, joder!


Claro, cómo no voy a ponerme cardíaco. Me pongo que no sé ni lo que hago. Me sube la mala hostia y parece que las venas, esas que están aquí, a los lados de la cabeza, parece que me van a reventar. Y un día voy a romperme los dientes de tanto apretarlos. Cierro los puños hasta que se me ponen las manos blancas… me pongo a cien. Y claro, el día que se te ocurre decir algo ya sabes lo que te pasa, que te cae una hostia. 
Si es que, ya me conoces. Yo, por la buenas, lo que quieras, pero a mala leche no me gana ni Dios.


Y es que, a veces, parece que me quieres joder, que me mareas a propósito, como si necesitases un par de hostias para estar contenta.

A qué vino aquello del otro día? 

Si… ahora callas! Bien lo sabes, coño, bien lo sabes. Lo de las miraditas con el tipo aquel de bigote en la cola del Carrefour. Tu debes de pensar que me chupo el dedo, que soy un gilipollas o que no me entero. No me acuerdo qué te preguntó aquel payaso. !Dios! no sé por qué no le reventé la cara a hostias en aquel momento! Me cago en su puta madre! Tanta finura y tanta educación, el mierdas aquel.

Si no tenía ni media hostia. Ni media hostia tenía, joder!

Y tu ahí, con aquella sonrisa de gran duquesa. Si no fuera que estaban los críos delante te daba una hostia allí mismo que te volvía la cara del revés. ¿Tú quién te crees que eres, Puri? Si cualquier puta del Campillín ya te da mil vueltas, imbécil! Era lo que me faltaba, que anduvieses tirandole los tejos al personal conmigo delante. No te jode con la Miss Polígono, esta…


Y en la boda de tu hermana, qué? Dejándome a mi de bobo delante de todo el mundo… "no le hagas caso, que está pedo"… "es que, cuando bebe, se pone un poco faltón".

¿Faltón yo?

Tú si que eres faltona, Puri, tú sí que eres faltona, joder!. Yo soy así, vale? Porque me sale de los cojones y porque no tengo que andar aguantando las chorradas de tu hermano ni las babosadas de tu padre, que cualquier día armo una. El chulo de tu hermano verás como, cualquier día de estos, sale a la calle con las tripas en la mano. Tanto dar lecciones a los demás… Igual piensa que por trabajar en la Dupont ya es más que nadie.

Me cago yo en la Dupónt y en el anormal de tu hermano!


Pero bueno, yo hoy he venido aquí a pedirte perdón y a volver contigo y con los críos, Puri, que necesitan a su padre. Hace quince días vi a Vanesina cuando salía del colegio. Iba con la mochilina a rastras y con las coletinas esas que le pones a veces. Qué guapa iba! Era… como tú de pequeña.

¡Cagunmimanto!

Cuando eras pequeña siempre estabas de un lado a otro con Marina, la del estanco, y con Pepa, la de la Xuaca. Yo te miraba como un bobo cuando ibas con las vacas al prado La Fontiecha.

Cagondios, que tiempos!. Mucho cambiaste, coño! Empezaste a echar culo y a ponerte como una molinera.

Y a tocarme los cojones, claro.

A tocarme los cojones bien tocados, que parece que no tienes otro afán que tocarme bien los huevos hasta que llevas un buen par de hostias.  Eso sí que lo sabes hacer bien, el joderme la vida. Luego todo son lamentos y lloros.
Puri, a mi tienes que respetarme, joder, ¿cómo tengo que decírtelo? No pido más que un poco de respeto y de espacio, que todo son agobios por todas partes. Ya sabes que me conformo con poco. Salir con la moto por ahí, ir a las concentraciones, fumar unos porros y ponerme un poco con unas rayucas.

Un poco de respeto. Será tanto pedir?
 Yo valoro mucho el respeto.

¿Te acuerdas el día que el retrasado mental del segundo llamó a la policía? Ese día la culpa fue tuya y de tu falta de respeto. Yo estaba en la cama, con una resaca de la virgen, que el día anterior había salido con El Ruso por ahí de copas. Y sólo a ti se te ocurre ponerte a pasar la aspiradora. Precisamente el día que más necesito descansar. Que tenía la cabeza como un bombo, cojones. Y el subnormal de tu hijo con esa mierda de música que escucha, a todo volumen, para acabar de joder a uno. Claro, luego vienen los lamentos y los lloros. Y el atontado del segundo con la policía
de los huevos, que mejor estaban mirando a ver si agarraban a algún puto rumano, que no hay más que rumanos y moros de mierda.

Pero no, es mejor venir a joderme a mi.


A eso me refiero, Puri: RES-PE-TO.

Da igual decirlo por las buenas que por las malas, vosotros siempre jodiendo a uno.


Pero, ya te digo, por mi eso está olvidado. Yo vuelvo a casa con vosotros y empezamos otra vez como si nada, vale? Le dices a la jueza que retire la orden de alejamiento y a la abogada, esa con pinta de lesbiana, que nos deje en paz. O si quieres puedo decírselo yo, que igual a mi me hace más caso, que parece que anda necesitada de un buen rabo.

Zorra de mierda!

Esa fue la que nos jodió la vida. Si no fuera por esa puta bollera estaríamos tan felices como siempre.
 Bueno qué? Qué dices, Puri? Cómo lo ves?

Venga joder, levántate, que no ha sido para tanto. Venga, levántate hostia, que no te di tan fuerte.

¿Qué tengo que levantarte yo por los pelos?
Hale, que llevas ahí tirada un cuarto de hora por lo menos.

Puri… Puri… cagondios! Levántate… Puri…


Mario! Mario! Llama a una ambulancia que tu madre se ha caído en la cocina.

¡Mario!
Hostia! Hostia! Hostia!

Qué cojo…?
Hijoputa, hijoputa, hijoputa… me la clavaste… estoy sangrando, joder… llama a una… 

 

FIN

Tolerancia cero

 

Créditos foto navaja: www.lacebolla.net