Aventura: Suceso extraño o poco frecuente que vive o presencia una persona, especialmente el que es emocionante, peligroso o entraña algún riesgo.

Intentando establecer las pautas de un proyecto que queremos llevar a cabo mi amigo Juan Berguño y yo, éste acuñó el término «aventurerinos». Lo dijo sin ánimo peyorativo, sin menospreciar a nadie y refiriéndose a todos aquellos que, soñando desde críos con correr grandes aventuras, no pasamos de ser precisamente eso, «aventurerinos».  A partir de este término podrían hacerse muchas extrapolaciones y, si nos da por ser sarcásticos, todos conocemos a algún aventurero de andar por casa.

Pero… ¿Qué es una aventura?

Suceso o lance extraño, dice la RAE. Viajes de colonización, de descubrimiento, de lucro personal, de egocentrismo… Desde que el mundo es mundo el hombre siente la necesidad de viajar, de moverse, de satisfacer su curiosidad. Y algunos devienen en verdaderos adictos. Desde Simbad el Marino hasta los exploradores del siglo XIX, pasando por los héroes de las sagas vikingas o los conquistadores del Nuevo Mundo, la Historia está llena de ejemplos de Aventura con mayúsculas.

Sin embargo,¿ es posible correr una aventura en el marco de los países desarrollados? Hay quien sostiene que no, que con las facilidades para el viaje, las posibilidades de asistencia, las comunicaciones, etc., el viaje de aventura queda totalmente descartado. Al menos si nos atenemos a la definición real de aventura, a lo que el imaginario colectivo entiende por AVENTURA. Siempre habrá quien diga que, para alguien poco acostumbrado a viajar, por ejemplo, un viaje al corazón de los Alpes ya supone una aventura. Bien, puede ser. Pero también lo sería, si nos ponemos así, una peregrinación por los distintos despachos y departamentos administrativos con el fin de poner en marcha una empresa. No van por ahí los tiros sino refiriéndome a la aventura como suceso poco frecuente para el común de los mortales.

Triumph

Fruto de esa especie de atracción por la aventura, la adrenalina y el peligro (casi siempre del género masculino) surgen de forma natural y lógica las maniobras avispadas de los publicistas de las marcas. Y, como si de un maná se tratase, aparecen referencias a la aventura en decenas de productos que nos convertirán en aventureros nada más comprarlos. Colonias para hombres, coches que prometen llegar al fin del mundo y por supuesto, motos.

BMW Adventure, KTM Adventure, Suzuki vStrom XT Adventure, KTM Superadventure, Mash Adventure… O sus variantes exploradoras que también son una aventura en toda regla: Triumph Explorer, Winner Explorer, Ossa Explorer, Cagiva Lucky Explorer… Hay un montón de ejemplos de quienes pretenden vendernos la aventura y la emoción de lo poco usual a través de la moto. Por si esto fuera poco la industria auxiliar a través de empresas como Touratech o 2Tmoto nos ofrece un amplio elenco de accesorios para equipar nuestra máquina para el riesgo y la aventura (a veces hasta cotas ridículas, todo hay que decirlo).

Así las cosas nos encontramos con que muchos de nosotros no podemos sustraernos a la ilusión de ser unos aventureros y nos compramos cualquiera de estos productos con la vana ilusión de salir a correr aventuras sin darnos cuenta de que la verdadera aventura, el hecho inusual por excelencia, lo realmente peligroso y emocionante es estar vivo.

Disfruta de tu ruta vital porque no tendrás otra.