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Me comentaba en Twitter un amigo, en tono jocoso, que si ya era un experto para hacer tutoriales por haber cambiado el amortiguador una vez. En realidad no había leído mi último tutorial porque, tal y como explicaba, ya era la segunda vez que cambiaba el amortiguador trasero.

La pregunta, a pesar de ser una broma sin mala intención, me dio que pensar. ¿Por qué hago tutoriales? En realidad no me dedico a ello, simplemente, cuando hago alguna tarea inusual en la moto, a veces la documento, sin que a eso se le pueda llamar tutorial en sensu stricto, aunque luego me permita la licencia de llamarle “tutorial”. En otra de mis páginas también hice varios de estos “reportajes educativos” por llamarlos de otro modo. Manejo de mapas, creación de contenidos en la nube y otros temas de corte profesional. Tampoco soy  un experto en esos temas pero los domino con la soltura suficiente como para explicárselo a cualquiera.

No me autotitulo experto como tampoco me autotitulo aventurero, pero hay cosas que sé hacer y no me produce rubor decir que sé hacerlas. Puedo ser muy humilde si me da la gana pero lo que no tengo es falsa modestia.

Volviendo al tema, ¿por qué hago tutoriales, sin ser experto?

Considero que compartir conocimientos es algo inherente al ser humano. Nos define como especie y ha posibilitado que hayamos llegado al lugar en el que estamos ahora. Internet vino a democratizar el conocimiento, a posibilitar la tarea de compartir el saber popular y experiencias de forma masiva sin la intermediación de terceros que coartaran ese trasvase informativo. Yo me sumé a la red de redes en el año 1994 y desde entonces me he dedicado a compartir mis conocimientos y los de otros a través de los distintos medios que había disponibles en cada momento. Estoy imbuido de ese espíritu pionero de la Internet de entonces y creo en la utilidad de la red más allá de vender objetos. Si quitamos de la ecuación a los millones de personas que volcamos contenido (sea más o menos útil) ¿qué es lo que nos queda? Escaparates, vendedores de productos a una masa acrítica que no obtendrá más información que la que le quieran dar las grandes corporaciones con el único objetivo de obtener beneficios.

¿Por qué hago tutoriales? Porque, los que verdaderamente son expertos no los hacen. Así de sencillo. El especialista en equilibrado de neumáticos no te contará los secretos de su trabajo, como tampoco lo hará el experto en muchos otros “secretos” de la mecánica. Siempre habrá una disculpa: no sé hacerlo, no sé transmitir, no escribo bien, no tengo tiempo… o no me da la gana de enseñar a los demás las cosas que yo sé. Nada que reprochar, faltaría más que cada uno tuviera que explicar todo lo que sabe en la red…

Pero lo que está claro es que, sin todos los creadores de contenido esto de internet sería un lugar inútil, un catálogo enorme en el que no habría nada de utilidad. Los más antiguos recordarán como era Infovía, la red precursora de Internet en España: un burdo escaparate dedicado a empresas que murió por su propia inutilidad.

Así que, si me permiten, seguiré haciendo tutoriales, haciendo podcast, contando mis desvaríos y compartiendo mis conocimientos porque, por exiguos que sean, siempre habrá a quien le resulten de utilidad. Y no solo eso, animo a todos a compartir sus conocimientos en la red, a dar la receta de la tarta de la abuela, a enseñar a encuadernar un libro o a explicar cómo se cambia un amortiguador de una moto.