De cómo en India me convertí en idiota. Si no lo era ya

2016-11-19T14:02:04+01:00Miscelánea|

Pushkar es una ciudad eminentemente espiritual. Su nacimiento es bastante sorprendente. Resulta que los dioses, tan faltos ellos de entretenimientos mundanos, se reunieron un día, hace muchos años, y soltaron un cisne con una flor de loto en el pico. Allí donde el cisne dejara caer la flor, vendría el dios Brahma y construiría un lugar de oblación, es decir, un lugar sagrado para hacer ofrendas. Es curioso esta querencia que tienen los dioses en general por las ofrendas, los sacrificios y esa necesidad atávica de que todos les rindan pleitesía y devoción. Yo, si fuera dios, aunque fuese uno de los pequeño, sería totalmente indiferente a ofrendas y rezos. Oídos sordos. ¿Sería, acaso, un dios tan poco perfecto que tuviese que reforzar mi ego con los halagos de los mortales? ¿Para qué necesitaría una cabra muerta, un coco con [...]