Algunas personas son reacias a visitar a los amigos porque, a la mínima, los castigan con las fotos de la comunión del crío, de la boda de la cuñada o de la última excursión al campo. Mención aparte merecen los pases de diapositivas, ya sea en la tele, en el ordenador o en pantalla gigante, de los viajes de nuestro anfitrión. No creáis que yo me libro, si me dejan soy pelma entre los pelmas.

Para liberar a nuestras amistades de este suplicio de fotos comentadas, a veces aburridas hasta la desesperación, tenemos YouTube y los pases de fotos. Yo, que no lo había probado nunca, encuentro que puede ser, no solo un acto de liberación sino una forma divertida de contar historias. Desde luego, prefiero que el autor me cuente algo de las fotos, de lo que rodeaba al momento de disparar la cámara, que una banda sonora atronadora o de dudoso gusto.

Este es mi primer experimento, a medio camino entre el podcast y el videcast.  Ya sé que se puede mejorar muchísimo pero en mi descargo he de decir que el experimento me llevó tres cuartos de hora.