Sucede, en ocasiones, que se dan una serie de circunstancias, que los astros se colocan en línea para que tengas el “santo de cara”. He de reconocer que tengo el “santo de cara” muchas veces y no me sonroja el reconocerlo. Este fin de semana ha vuelto a pasar.

Recibí un e-mail hace unas semanas. Venía de alguien del foro de Horizons Unlimited. En él, un motorista francés me preguntaba cosas sobre Asturias porque iba a empezar un viaje el septiembre con una Ural y blablabla. No le presté demasiada atención porque me pilló en plena vorágine del mes de agosto y no tenía yo el cuerpo para más fiesta.

Contesté y hubo un segundo mensaje. confirmando el viaje. Y un tercero confirmando la visita.

Y llegó Olivier con Zac, su hijo de nueve años en una Ural con sidecar. Y nos dejó a todos medio flipados.

Olivier es una de esas personas especiales que, en unos instantes transmite más que otros en toda su vida. Es de esos que crees conocer de toda la vida y de esos que, más que mirarte a los ojos, te inundan con una mirada cálida y llena de serenidad. Si, creo que está bien descrito: te sumerges en su mirada.

Yo, que no suelo ser fácilmente impresionable, quedé prendado inmediatamente. Me contó su proyecto de viaje, un año viajando con Zac por toda Europa y, a cambio, fui un buen anfitrión.

Visitas como las de Olivier me demuestran, una vez más, de qué pasta están hecha las personas que viajan en moto despreocupadamente. Y hacen que me sienta afortunado por poder recibirlos y formar parte, durante unas horas, de su viaje. De este modo yo también viajo con ellos.

Olivier, Zac… buen viaje.

Zac y Olivier.

Zac y Olivier.