316892Me habían advertido por activa y por pasiva. Lo había leído en foros y en redes sociales. Estaba prevenido. Pero a veces no sirve de nada que las señales que el cielo te envía vayan en una dirección: tu sientes el irrefrenable deseo de ir en dirección contraria, de descubrir las cosas por ti mismo, de 06asomarte al mundo y experimentar.

Y eso es lo que hice la semana pasada: lanzarme a experimentar cuando todos los augurios y experiencias de filmonautas anteriores me indicaban que ese no era el camino correcto. Aún así decidí conectarme a series.ly para proceder al visionado de “El Motorista Fantasma”. Como era de esperar, el resultado fue el que se suponía: la peli es una basura y Nicolas Cage ejecuta uno de los peores papeles que hemos visto en su dilatada carrera. No es sólo su acartonado gesto o sus andares de torpe homo erectus, que va. Es lo insultante de su presencia insulsa en todo el metraje. Además de esto la película no tiene ni pies ni cabeza. Una historia plana, previsible y sosa que, quizá en el cómic de Marvel tuviese algún tipo de atractivo, lo ignoro, pero llevada al cine es infumable hasta el hastío.

Desgranemos un poco la trama sin miedo a hacer spoiler: Johnny Blaze, que es un acróbata circense en moto, vendió por error (y por idiota) su alma al diablo para salvar la vida de su padre. Años más tarde, Mefistófeles, el del Averno, regresa para cobrar su deuda y lo embarca como cazador de diablos díscolos. Perla esta compleja historia la presencia de una novia de juventud que ha quedado por el camino. Y poco más.

Me da un poco de pudor seguir poniendo a parir la película pero, habiendo como hay, monerías a mansalva, sería una lástima dejar aquí truncada esta humilde crítica. Por ejemplo, Nicolas Cage haciendo de superhéroe retrasado visionando de forma compulsiva las tonterías de un chimpancé en la tele y riéndose como un idiota. Me imagino que la simpatía será por cercanía intelectual. O la risible escena del cortejo del protagonista en la autovía, con total desprecio por la seguridad del resto de usuarios de la vía y montado en una moto más tiesa que Urdangarín en los juzgados de Palma. Y qué decir de la novia, Eva Mendes que, por fortuna para los estetas, no deja de enseñarnos su espetera en cada aparición. Para terminar de llamarnos idiotas a los espectadores, el jefe de los diablos díscolos, del que no puedo ni quiero recordar el nombre, grita con voz superpuesta algo así como “me llaman Legión… porque somos muchos“. Muchos qué? por el amor de Dios! ¿Muchos qué? ¿Muchos idiotas escribiendo los diálogos? ¿Muchos anormales trabajando en este bodrio? “Somos muchos“… No habrá, en toda la historia del cine, una frase más imbécil que esta. Somos muchos… Pocas veces me sentí tan indignado con un diálogo.

Por otra parte si alguien esperaba que las fugaces apariciones de Peter Fonda (Mefistófeles), por aquello de Easy Rider, iban a aportar algo de interés… que se olvide. Éste sigue viviendo del cuento al igual que en los últimos cuarenta años. Tiene que ser deprimente que te sigan rindiendo culto por la única película en la que estabas medio bien.

Para finalizar me gustaría poner el acento en otro de los aspectos más chuscos de la película, el género. Aunque pudiera parecer que es una película de aventuras, de acción o de superhéroes no lo es: es un film de género religioso, ese que tanto gusta en los Estados Unidos. En todo momento asistimos a la lucha entre el Cielo y el Infierno, tan simple y tan pueril que si los contendientes y respectivos amos de estos polos opuestos tuvieran que usar semejantes guerreros para sus luchas de poder, tendríamos que sentirnos avergonzados de formar parte de tamaña Creación.

Nada mejor que esto tengo que decir de la película. Si acaso que la veas con amigos para reiros en conjunto de los esperpénticos efectos especiales y que lo hagáis desde la óptica del humor porque con estas cosas hay que reirse, no queda otra.
Como sois intrépidos por naturaleza sé que vais a verla nada más terminar de leer esto así que de nada servirá que os diga que no cometáis ese error. Más bien al contrario: os animo a vivir peligrosamente, pero os lo advierto… no quiero reclamaciones.

Podría dejar aquí un trailer de la película pero, como no quiero manchar mi página con semejante producto, os propongo estudiar la evolución del peinado del, por fortuna irrepetible, Nicolas Cage.