Al primer motoviajero que vi usando un dron para grabar sus viajes fue a Fabián Borrero, un ecuatoriano que anda viajando por todo el mundo. Me quedé sorprendido de las posibilidades del aparato y sobre todo, de que le había costado casi 2000€ con todos los extras.

Luego vi los vídeos de Charly y asistí a los primeros pinitos de Martín Solana con el ingenio volador. Como juguete me encanta y si no fuera porque tengo otros gastos más importantes, me compraría uno sin dudarlo. Ahora bien, ¿qué pasará en el futuro con estos chismes? Es difícil vaticinar la evolución tecnológica y legislativa de los drones pero no es ese futuro al que me refiero. Hablo de su uso como dispositivo de grabación de vídeo.

CharlyCuando salió la GoPro todos nos quedamos impactados con aquellas imágenes en primera persona y como conseguían meternos en la acción. Tan pronto estábamos con los pelos de punta en la terraza de un rascacielos, como haciendo submarinismo en las costas de California. La acción había llegado a nuestros ordenadores.

Luego llegaron las bajadas de precios, los desarrollos de otras marcas y las imitaciones que, con mayor o menor calidad, ofrecían la posibilidad de convertirse en teletubbie a todo aquel que quisiera instalar la cámara en lo alto del casco. Y pasó lo que tenía que pasar: el que quiso se hizo con una cámara y salieron vídeos como churros. Lo que era exclusivo y original pasó a ser vulgar y pronto nos cansamos de ver vídeos de una carretera interminable que resultaban aburridos y pesados. Disponer de una buena cámara (o mala, da igual), no significa que el propietario tenga el don de editar un vídeo visualmente atractivo y entre tanta toma en primera persona terminamos por aburrirnos. Solo sobrevivieron aquellos vídeos que nos contaban algo interesante y los que eran visualmente bellos o espectaculares. Y los de los rusos, que siempre son garantía de éxito a base de batacazos.

Con los drones creo que ocurrirá algo parecido. Cada vez son más asequibles y tienen más calidad de imagen pero cuando, por precio, sea fácil para todo el mundo hacerse con uno, estaremos tan saturados de imágenes aéreas que echaremos de menos los tiempos de la foto fija. Internet en general y Youtube en particular, son el paradigma de la inmediatez y las modas duran un suspiro. Pronto este suspiro alcanzará a los drones y cada verano, nos veremos inundados de vacaciones moteras en vista cenital. Ya no nos llamará la atención ver en nuestras pantallas espectaculares montajes con imágenes aéreas porque se habrá convertido en algo cotidiano. Eso por no hablar del abuso de este tipo de imágenes que harán algunos usuarios.

Mientras llega ese momento y la industria audiovisual nos sorprende con algo nuevo, disfrutemos del espectáculo.