No queda otra que felicitar a Honda por su campaña de marketing con la nueva Africa Twin. En pocos meses han conseguido que un gran número de aficionados a la moto estén probando cada día su nuevo modelo de moto y que otro número, aún más grande, esté buscando un hueco para poder hacerlo.

Bloggers, influencers, periodistas especializados y foros de aficionados se lanzan sobre sus teclados para cantar las excelencias del producto. Las redes sociales se inundan, un día sí y otro también, con fotos de personas que han visto la máquina, que la han probado, que han disfrutado de las sensaciones de conducir la nueva creación.

Estas reacciones en cadena suelen producirse cada cierto tiempo en la red aunque circunscritas a otros ámbitos. Nadie quiere quedarse atrás a la hora de mostrar condolencias por la muerte de tal o cual personaje por miedo a figurar en los punta de lanza de la modernidad. Todos éramos seguidores acérrimos de David Bowie, fans irredentos de Lemmy o adoradores compulsivos de Nelson Mandela.

Ahora, con la África Twin, volvemos a alienarnos proclamando a los cuatro vientos las virtudes de la moto y diciendo a quien quiera oírnos que la hemos probado, que  la vamos a probar o que, por fin, nuestras expectativas se han colmado y tenemos una foto con ese oscuro objeto del deseo.

Nos dan un poco igual sus avances técnicos o si es o no una moto adecuada para nosotros: deseamos subirnos, tocarla, tenerla. Desde que Honda anunció en mayo de 2015, el regreso de su aventurera por excelencia, ha sido un goteo continuo de información. Vídeo oficial, características técnicas y detalles que se fueron colando por las redes sociales hasta que, entre diciembre de 2015 y enero de 2016 se produjo en gran advenimiento y la eclosión de la gema.

La campaña de adoctrinamiento por parte de la marca surgió el efecto deseado y todos los aficionados andamos como locos con la AT en la cabeza. Han conseguido, al menos en nuestras mentes y apelando a nuestra querencia por tiempos pasados, evocar el espíritu indómito del modelo de hace 25 años: la nueva Honda Africa Twin es la leyenda hecha realidad, el segundo advenimiento, la síntesis de la libertad que todo individuo ansía. Porque la moto no viene sola. Al igual que cualquier producto viene con una serie de valores, imagen y expectativas que se nos inculcan por tres canales diferentes: el racional, el emotivo y el publicitario. El primero de ellos se basa en la fiabilidad de la moto, la tecnología puntera, las prestaciones. El emotivo es el que nos evoca los tiempos pasados, la juventud, la aventura africana. Y el publicitario es esta marea incontenible de imágenes, de aficionados, de pruebas en los concesionarios, de reportajes en las revistas especializadas…

Como dije al principio, no queda otra que felicitar a la marca por esta campaña, desearles que la nueva Africa Twin sea tan buena moto como el anterior modelo y que triunfe en campos y carreteras además de en las redes sociales. Mientras tanto, seguiremos comprando lo que nos manden.