Elspeth pertenece a ese pequeño pero selecto grupo de mujeres pioneras que lograron dar la vuelta al mundo en su propia moto.

Con 24 años, en el año 1980, se compró una BMW R60 del año 74 con 45.000 km y comenzó a viajar por Escocia e Irlanda. Combinaba su afición a la moto con los estudios de arquitectura y, además, trabajaba en un pub en el centro de Londres para costearse la carrera y para pagar sus viajes.

La primera etapa de su viaje fue de Londres a Nueva York, pagó 99 libras por su billete y 175 por enviar la moto en un cajón. Desde allí viajó a Canadá, atravesando después todos EE.UU hasta llegar a México y vuelta a los Ángeles para embarcar hacia Australia. Mientras llegaba la moto ella recaló en Nueva Zelanda, recorriendo el país a pie.

En Sydney se le terminaron los fondos y estuvo trabajando en un estudio de arquitectura, ahorrando para poder continuar el viaje. Después de varios meses viviendo en un garaje, no sólo consiguió ahorrar sino que, en su tiempo libre, se construyó unas maletas de aluminio para su BMW.

Elspeth Beard en después de completar la vuelta al mundo con su  BMW R 60/6  en1984. Vía Motorcyclist Online

Elspeth Beard en después de completar la vuelta al mundo con su BMW R 60/6 en1984. Vía Motorcyclist Online

Cerca de Townsville tuvo el primer accidente del viaje: una caída en un camino de tierra que la dejaría bastante tocada pero, afortunadamente, su determinación de seguir el viaje seguía intacta. Su casco, un Bell, le salvó la vida. Pasó dos semanas en un hospital antes de continuar hacia el Norte y luego dirigirse al Sur por el desierto interior, visitando Ayers Rock (Monte Urulu) y la llanura Nullarbor hasta Perth.

Desde Perth la moto viajó en barco a Singapur pero Elspeth no se quedó sentada en el puerto de destino a esperar su llegada, dedicó ese tiempo a explorar Indonesia a pié.

En Singapur sufrió un nuevo golpe pero este de índole bien distinta, un robo. Todos sus documentos desaparecieron: pasaporte, visados para los países que iba a atravesar, documentos de importación de la moto… todo. Se vio obligada a permanecer allí durante seis semanas mientras conseguía reponer toda la documentación.

Pero Elspeth no se rindió ante la adversidad y, una vez  tuvo los nuevos documentos en la mano se dirigió a Tailandia y Malasia atravesando Chiang Mai y el Triángulo Dorado.

Atravesó Birmania, cosa que hoy resulta imposible y, al volver a Penang para embarcar la moto a India, tuvo su segundo accidente a causa de un perro que salió corriendo tras un camión. Ella y su moto acabaron chocando contra un árbol. Esta vez, aunque con diversas magulladuras quedó, más o menos, intacta. Esto la detuvo durante quince días. Pero, como siempre, el destino le deparaba una sorpresa porque las dos semanas de recuperación las pasó con una familia de escasos recursos, la familia en cuyo jardín estaba el árbol contra el que había chocado. “Ellos no hablaban una palabra de inglés ni yo una palabra de thai”.

Elspeth se sorprendió al ver algunos restos del perro que había matado en la cocina de la casa y aún más al saber que, lo que faltaba, ya se lo habían comido entre todos, ella incluída. “Entendí por qué estaban dispuestos a cuidar de mi: les había procurado alimento para varios días

Ella misma reparó la moto “saqué el cilindro, enderecé los vástagos lo mejor que pude y envolví el cilindro en juntas para obtener la suficiente compresión”.

En India rodó por Calcuta y Katmandú donde se encontró con sus padres después de dos años. Quedaron sorprendidos al verla tan delgada y desmejorada. En Katmandú conoció a Robert, un holandés que viajaba también en BMW y decidieron que harían el viaje de regreso juntos. Pero antes aún tuvo tiempo de recorrer parte del Himalaya caminando y de recorrer en solitario la India.

Salir de la India fue una pesadilla. El asalto al templo sij de Amritsar (cerca de la frontera con Pakistán) y el asesinato de Indira Gandhi por su propio guardaespaldas sij, habían puesto al país patas arriba. Como resultado se requería un permiso especial para pasar por la región del Punjab pero, lo que los políticos habían decretado, los funcionarios tardaron en ejecutarlo. Esto trajo consigo que un numeroso grupo de ciudadanos estuvieran esperando durante semanas por un permiso administrativo que aún no existía. Al final, harta de esperas y de aquella situación kafkiana, Elspeth se fabricó su propio permiso para poder salir del país. Como los guardias de la zona del Punjab sabían de la exigencia del permiso pero nunca habían visto ninguno, la treta surtió efecto y pudo, por fin, entrar en Pakistán.

Después de atravesar Pakistán, Elspeth y Robert llegaron al Irán post-revolucionario con un visado de tan sólo siete días para atravesar el país. Las carreteras eran buenas, con un asfalto impecable pero estaba enferma de hepatitis y apenas podía mantenerse en pie. La marcha se retrasaba de forma agónica.

Sin freno trasero a causa de una fuga de aceite sobre el tambor, enferma y portando su casco Bell a modo de burka durante todo el día (la confundían con un hombre), llegaron a la frontera turca tan sólo dos horas antes de que expirasen los visados.

En Turquía pasó un tiempo recuperándose y reparando la BMW. Cuando salió de Inglaterra Elspeth era una mujer joven, hermosa y atractiva que pesaba 65 kg. Al llegar a Turquía mostraba las cicatrices de un viaje duro y apenas pesaba 40 kg.

Recuperada física y anímicamente regresó a Europa después de tres años y 70.000 km. El motor de la BMW se desarmó y se reconstruyó por completo dejando la moto en orden de marcha hasta la actualidad.

Elspeth Beard aún monta en moto y ha sido propietaria de varias BMW. Después de una R 1100 GS, regresó a las clásicas con una R 80 GS de 1998 básica, de las últimas de su especie. Además tiene una R75/5 del 74 en estado impecable y una Yamaha Serow (XT) para sus salidas al campo.

Elspeth Beard

Elspeth en Australia en 1983.

Después de la vuelta al mundo terminó su carrera de arquitectura y se ha dedicado a ello hasta hoy. Algunos de sus proyectos son verdaeramente espectaculares. Podéis visitar su web profesional en Elspeth Beard Architects