Estando yo el otro día en uno de esos lugares que carece de importancia para la historia que les voy a relatar, aconteció que me bajé de la moto y me dispuse a alegrar la pestaña en los puestos de venta de merchandising y parafernalia motera. Como ya habrá descubierto el lector más avispado estaba en una reunión de moteros.

Ya no soy mucho de andar juntándome con otros como yo, como cuando era un chaval. Ahora, entre la turba, me siento perdido, receloso. Aún así, de vez en cuando, necesito una de esas curas de reafirmación que me recuerden que pertenezco a una grey, a una tribu urbana como las de antes. Quizá con eso esté entrando en algún tipo de regresión. Ese tronar de los motores, esos cortes de encendido, esas quemadas de rueda me recuerdan que, yo también,  soy un poco gilipollas. Y eso es bueno.

Pues aconteció, les decía, que en uno de esos puestos de venta de “complementos para motoristas” había, entre otros, parches de la serie de televisión “Sons of Anarchy“. Me resultó curiosa la advertencia que acompañaba al material: “no es un club”. Esto es un aviso a los M.C. para que sepan que se trata de una serie de ficción y no un grupo verdadero con sus “colores” y toda la política social que llevan alrededor. No es un club, es un producto de Hollywood como El Salvaje, como Marlboro Man o como el mismísimo Nicolas Cage castigándonos a todos con su insulsa presencia en El Motorista Fantasma.

Sons of Anarchy es una serie de malos malotes, moteros que trafican con armas, con drogas y con el asesinato. El guión está inspirado, dicen, en Hamlet y quizá por eso sea una serie bastante pasable. Eso sí, larga como todas. Yo voy por la quinta temporada y ya no recuerdo qué pasó en la primera ni de dónde vienen estos lodos que generaron no sé qué polvos. Esta serie, como muchos de los productos elaborados en los U.S.A., marca estilo y tendencia. Baste ver que, como he dicho, su logo y sus “colores” se venden en puestos callejeros de mercadillo. Su protagonista, un guapo guapote que ya ha salido alguna vez en estas páginas, viste a la última moda motera. Camisa de cuadros, chaleco de cuero para portar los títulos o información de tribu y pantalones tejanos. Corona al biker un casco de reducidas dimensiones. Ignoro si esta es una tendencia general en la moda custom en los EE.UU. o si, por el contrario, es algo que se han sacado de la manga para la serie.

Desviando mi atención desde lo más fungible hacia el variado paisaje humano me topé, en la reunión, con varios integrantes de un grupo de esos de malos malotes, con sus colores, con sus support, con su corifeo y toda la mandanga. Y hete aquí que la mayoría vestían camisa de cuadros, chaleco de cuero y pantalones tejanos. Pero un tipo con camisa de cuadros de manga larga, por mucho que le asomen los tatuajes por debajo de las orejas, siempre será un tipo con camisa de cuadros y no infundirá el mismo respeto que otro enfundado en cuero viejo y mugrosa presencia. ¿Significa esto que los integrantes de los M.C.´s también siguen los dictados de la moda? A ver si voy a confundir a un Bandido, a un Gremium o a un Hell con un hipster… eso sí que sería la repera.

Esta sopa cósmica en la que vivimos se está revolviendo tanto que uno corre el riesgo de no saber qué son fideos y qué son tropiezos.