La cuarta entrega de Mad-Max viene a resucitar una saga mítica en el cine distópico y post-apocalíptico. Mad (Tom Hardy), que sólo pretende ir sólo por la vida, se ve obligado a unirse a un grupo de errantes capitaneados por la emperatriz de élite Furia, encarnada por Charlize Theron. En una ciudad tiranizada por el malo-malísimo Immortan Joe, (que no es otro que Hugh Keays-Byrne al que ya vimos en la primera entrega de la saga del año 1979) roban algo irremplazable con lo que Immortan lanza en su persecución a todo un arsenal de máquinas imposibles. Entre explosiones y carreras enfurecidas hacen que Fast and Furious sea una atracción de Disney, a decir de la revista Variety. Hugh sigue con la misma cara de loco y es un detallazo que lo hayan incluido en esta entrega.

Los que la han visto dicen que es loca, delirante, imparable, agotadora, chiflada y un montón de calificativos de parecida factura. No faltará quien diga que es una auténtica mierda.

Pero lo que hoy traigo aquí no es una crítica de cine sino algunas de sus máquinas de dos ruedas más alocadas y febriles, paridas por alguna mente enfermiza.Me encantan, me vuelve loco esta estética salvaje e irreverente, de hecho mi vieja Tenere 660, al final de sus días conmigo se daba un aire a estas máquinas infernales (salvando las distancias, claro)

Buceando por la red he encontrado algunas propuestas de identificación del alma base de estos cacharros, a ver si entre todos somos capaces de afinar un poco más.