Los lectores habituales de esta página recordaréis que hace unas semanas tuve un incidente con un gato. Por si no os apetece leer la historia completa la resumiré diciendo que un gato se cagó en mi cazadora Dainesse, cosa que me dio mucho asco y me llenó de odio y rencor. Por si esto no fuera suficiente antes de la defecación usó la prenda, de Goretex para más señas, como dormitorio o cubil. El resultado de todo ello fue que la cazadora apestaba a gato, tenía una cagada en la zona de la espalda y estaba llena de pelos.  Hubo quien  dijo que el animal estaba enfermo, y que era vómito y no excremento, aunque creo que eso es irrelevante pues el resultado objetivo fue, vómito o mierda, más o menos el mismo.

Decidido a solventar la situación con métodos expeditivos se me ocurrió que, antes de meter en la lavadora la prenda, podría quitarle los restos biológicos del gato con agua a presión. Casualmente tengo una de esas máquinas hidrolavadoras por casa así que me puse manos a la obra. Después de quitarle las protecciones y el forro, colgué la cazadora y le metí presión en moto “chorro plano” y en modo “chorro fino”. Los pelos se resistieron durante un rato pero la masa, otrora viscosa y ahora de solidez pasmosa, salió con gran facilidad. Ya puestos, y viendo que la cosa funcionaba, estuve un buen rato dándole con saña, eliminando antiguas manchas de grasa, polvo saharaui y restos de asfalto. Parecía que el dicho  “no hay mal que por bien no venga” venía que ni pintiparado para la situación.

Pero no.

Poco dura la alegría en casa del pobre. Después de someter la cordura a desinfección violenta y un lavado y centrifugado en la lavadora, una vez en el tendal, me di cuenta de que el método empleado había sido demasiado expeditivo y el agua a presión había hecho mella en el tejido.

Aquí unas fotos que ilustran perfectamente la hecatombe.

Cazadora Dainesse

cazadora dainese

Así pues, queridos lectores, si alguna vez os caga un gato en vuestra ropa de moto procurad, primero, cazar al gato para que la cosa no se repita y segundo, no ser obsesivos con el agua a presión porque los resultados se alejan mucho de ser los esperados.