Muchas veces os he hablado, tanto en el podcast como en el blog, de Danny Liska, el primer hombre que viajó por tierra desde Alaska hasta Tierra del Fuego. No es el mejor escritor de viajes, ni siquiera el mejor escritor de viajes en moto, pero es, sin duda, el que cuenta las mejores aventuras en el sentido más estricto del término. Las comparaciones siempre son odiosas pero no me resisto a ponerlo junto a Ted Simon y sopesar a ambos.

D. Lyska

D. Liska

Dos rudas a la Aventura, el libro de Liska, es mucho más rudo que cualquiera de los de Ted Simon. No tiene la calidad literaria ni la finura del inglés. Por si eso fuera poco, la traducción es, directamente, fumigable. Pero en “Dos Ruedas” está condensada toda la esencia de un viaje en moto escrita por un auténtico motorista. Mientras que Ted Simon salió a dar la vuelta al mundo con una Triumph sin tener experiencia motorista, Danny Liska se embarcó en la aventura de recorrer la Panamericana cuando ya contaba con un amplio bagaje a sus espaldas. El resultado son dos historias completamente distintas; la de la moto como vehículo para desplazarse y la de la moto como pasión irrefrenable. Ted Simon podría haber hecho el viaje en bici, coche o autobús y el resultado habría sido igual de impecable. Danny sólo habría podido contarnos su historia a lomos de una motocicleta.

Afortunadamente no nos vemos obligados a escoger y podemos disfrutar de ambos autores, cada uno con sus peculiaridades.

Conseguir “Dos Ruedas a la Aventura” es hoy más sencillo que hace cuatro o cinco años. Aunque sigue siendo un libro caro por los gastos de envío ya es fácil hacerse con él a través de la web.

Esta noche me dormí releyendo uno de los capítulos. Danny, que a estas alturas del libro ya ha dejado atrás Alaska, Canadá, Estados Unidos, México… se encuentra en Belice. Aquí nos cuenta, entre otras peripecias, las supersticiones de los negros en la, por aquel entonces, colonia británica. Es curioso como el autor se esfuerza en no hacer demasiados juicios de valor, poniendo éstos en boca de algunos de los personajes y presentándonos unas pinceladas deliciosas de este país caribeño.

A continuación transcribo, amparado en la “Ley de Citas” por aquello de los derechos de autor, un fragmento del capítulo en el que nos describe algunas de estas supersticiones.

  • Para asegurar la protección de por vida contra el veneno (este es el temor principal de aquella gente puesto que un enemigo puede usar la brujería para envenenarte), coger un tipo de insecto llamado lezer; abrir un corte en la carne del antebrazo, colocar el insecto dentro de la herida y mantenerlo allí hasta que la carne cicatrice sobre el bicho. Sin embargo, cualquier persona que posea esta protección debe tener ayuda cuando le llegue la hora de la muerte. Su agonía será interminable si alguien no está presente para que corte la carne y saque el insecto. Sólo así la persona podrá morir en paz.
  • Si usted ve un espíritu mientras camina en la noche, arranque un pelo de la parte posterior del cuello, colóqueselo en la boca, voltee la camisa al revés y el espíritu no le hará daño.
  • Si alguien ha estado tratando de perjudicarlo vaya a ver al hechicero; él le dará un espejo para investigar y, en él, usted verá a su enemigo.
  • Ponga una porción de ajos en los zapatos que lleve puestos y ninguna culebra le morderá jamás.
  • Antes del mediodía de Viernes Santo, rompa un huevo, échelo en un vaso con agua y colóquelo al sol. A mediodía en punto mire el vaso. Si usted ve la imagen de un ataúd, puede esperar una muerte en la familia. Si ningunos de sus seres queridos va a morir en un año, usted verá un barco.
  • Cuando los cocos empiezan a caerse de la palmera antes de que estén en sazón, fije un clavo en el tronco y ninguna otra fruta verde caerá.
  • Para hacer que una palma de coco estéril produzca fruto, ponga una mujer embarazada a azotarla con un látigo.
  • El esposo, para mitigar el dolor de parto cuando su mujer está dando a luz, debe sacar una camisa sucia, voltearla del revés y colgarla en la pared.
  • Para encontrar a una persona ahogada hay que tomar una calabaza (la vasija que resulta de partir una calabaza por la mitad y que es usada como utensilio de cocina), se coloca una vela encendid dentro de ella y se pone a flotar en la corriente. Cuando la calabaza se detiene y comienza a dar vueltas es porque el cuerpo sumergido está directamente debajo.
  • Cerca de un árbol donde ha caído un rayo, se busca una piedra pequeña chamuscada por la descarga eléctrica; se deposita la piedrecilla en un vaso y se usa éste todos los días ara beber. El agua nunca será envenenada.
  • Tomar tierra de una sepultura, pimiento de Guinea, estiércol de paloma y mezclarlos con unas pocas monedas de baja denominación. Regar todo esto en el umbral de la puerta de una pareja feliz y, sin falta, el matrimonio fracasará.
  • Si usted quiere que una visita se vaya, tome la escoba, espolvoréele sal encima y colóquela invertida detrás de la puerta.

Mientras iba a bordo del Heron H., trataba el caso del voduismo con Aubrey Hunter, dueño de la nave y residente en Belice.

“Esta gente negra tiene una cantidad de creencias ridículas”, dijo en viejo marinero. “Hace varios años, cuando mi esposa y yo estábamos remodelando nuestra casa, los nativos nos recordaron que si dañábamos el frontón de la entrada habría alguna muerte en la casa. Ninguno de los dós éramos supersticiosos de modo que les dijimos a los trabajadores que continuaran quitando el frontón. Cuando la casa estuvo lista fuimos muy felices en nuestro nuevo hogar. Por un mes. Entonces murió mi esposa”