Mantener las suspensiones de la moto en buen estado es garantía de una conducción placentera y segura. No solo absorben los baches y las irregularidades del terreno sino que son responsables de mantener la estabilidad de la moto y el aplomo de la misma. Cuando la vStrom cumplió los 100.000 Km cambié el amortiguador porque, a pesar de no notar ninguna molestia, tantos kilómetros con equipaje o viajando a dúo pasan factura. En aquel momento me hice con uno de segunda mano con 20.000 km que me costó poco menos de 90 €. Aguantó 70.000 Km más pero comenzó a dar síntomas de fatiga. La moto dejó de comportarse de la forma en que estaba acostumbrado, haciendo un leve flaneo en curvas rápidas y amplias a más de 110 Km/h. Es una sensación ciertamente desagradable que no experimentaba desde mis tiempos con la Suzuki Intruder americana.

Decidido a cambiar o reparar el amortiguador escribí varios emails a empresas de reparación y venta de amortiguadores de moto, cinco para ser exactos. De las cinco empresas contestaron tres. De MDX Suspensión no obtuve respuesta, lo mismo que de Motoverde, S.L. Factory Suspensión contestó diciendo que estaban en Albacete en el C.E.V. pero no volví a saber nada de ellos. Como es natural, yo soy el cliente y no volví a insistir con ninguno.

Amortiguadores de Moto, de Sevilla me contestó, muy amable y muy rápido, interesándose por el asunto. Me reparaban el amortiguador viejo, que es lo que estaba buscando, con un sustancioso descuento como patrocinio de la página. Me parecieron muy serios y responsables, no solo por el hecho de que me hicieran un descuento sino porque se preocuparon de contestar en tiempo y forma. Llevan 30 años dedicados a las suspensiones.

Al final opté por la oferta de Hagon, una marca de amortiguadores europea, del Reino Unido, que me ofreció un amortiguador nuevo en lugar de reparar el viejo. Gerard Van Nierop lleva en España desde 1984 y desde 2001 es el importador oficial de Hagon. Había colaborado con Álex y conmigo en nuestro viaje a Turquía.

Gerard, después de preguntarme mi peso, la altura y si viajaba con equipaje, solo o en compañía y un montón de cosas más, me envió un amortiguador hidráulico ajustable con equilibrio automático entre compresión y extensión. La pre-carga de muelle es regulable mediante una tuerca grande y viene con un vástago de 18mm de diámetro para darle buena estabilidad. En el interior el pistón de 38mm de diámetro se mueve en una cámara de aceite la cual tiene una carga de nitrógeno que se separa del aceite mediante un separador flotante. Además lleva un mando  remoto para ajustar la pre-carga de muelle. Este dispositivo permite variar la pre-carga de muelle según necesidad sin tener que emplear herramientas y en muy pocos segundos.

La Obra.

Desembalaje y comprobación de medidas con otro amortiguador viejo, no vayamos a tener alguna sorpresa cuando esté todo desarmado.

Amortiguador Hagon

Quitar rueda

Lo primero que hice fue quitar la rueda trasera para tener acceso al amortiguador y porque, sin quitarla, resulta imposible cambiarlo. Al acceder me di cuenta de que hace mucho tiempo que no lavo los bajos de la moto: todo estaba pringado de grasa negra y me dio mucha vergüenza. Opté por no contar a nadie de mi entorno este detalle de higiene distraída.

Una vez superada la fase del rubor y con las primeras manchas en las manos, retiré el tornillo pasante que sujeta las bieletas para poder acceder al otro tornillo pasante, el que sujeta el amortiguador por abajo. Llave vaso nº 17 y presión con el pie.

Biletas amortiguador   Bieletas

Cuando las bieletas están sueltas estas se descuelgan hacia el suelo y se puede acceder al otro tornillo que acabo de mencionar, el que sujeta el amortiguador. Opcionalmente se puede rociar toda la zona con algún desengrasante para no parecer un guarro si te da por hacer un tutorial.

Ahora hay que quitar el tornillo pasante que sujeta el amortiguador. Llave de vaso nº 14, un poco de fuerza y fuera tornillo. Si hemos tenido la precaución de limpiar la zona de trabajo no tendremos las manos llenas de mierda. No es mi caso, el quitagrasas de la cocina no es efectivo en cortos lapsos de tiempo. Me levanto y rocío las manos con el quitagrasas de la cocina.

Amortiguador

Nótese que señalo los tornillos de la izquierda: los del otro lado corresponden al vástago y no es el sitio correcto para aflojarlos porque la llave no hace mordaza y los podemos dañar. Extraermos el pasante y el amortiguador queda libre en su zona inferior.

Bieletas sueltas

Nos levantamos trabajosamente entre ayes y lumbalgias. Eso siempre y cuando no dispongamos de un elevador hidráulico en cuyo caso, no sé qué haces leyendo este tutorial porque se supone que ya eres un “pro”. Vamos a soltar el pomo del mando de pregarga. Este chisme es el que regula la “dureza” de la suspensión. Con él regulamos la carga a la que está sometido el muelle antes de trabajar (el muelle, se sobreentiende). Al darle vueltas a la rosca alargamos o acortamos la longitud del muelle y, por ende, su recorrido antes de hundirse. Influye un poco en la altura de la moto pero lo más importante es que, si está muy blanda, es decir, con poca precarga, la moto se va a mostrar bailona y si está muy dura, con mucha pregarga, nuestra espalda se va a resentir en los baches. Como este amortiguador me lo han hecho para mi peso (estoy en el ideal) y para mi altura (soy de estatura contenida), voy a estar en la gloria.

Llave de vaso, o de “pipa” que dice mi padre, y soltamos el pomo.

pomo de precarga

Ahora vamos a soltar el amortiguador por la parte superior. Como no tenemos ganas de desarmar media moto porque somos de naturaleza inquieta y hay más cosas que hacer, retiramos la caja de fusibles para acceder, en precario, al tornillo pasante superior. Está situada en el lugar donde aparece el recuadro rojo.

Zona superior del amortiguador

Aún con la caja suelta no es sencillo aflojar el tornillo porque hay muy poco espacio y, como he dicho, no estamos dispuestos a quitar más que lo imprescindible. Así las cosas, nos armamos de paciencia, de una llave de carraca con vaso del nº 14 y poco a poco, aflojamos con cuidado de que no se nos escape la mano contra el depósito con doloroso estrépito. No fue posible. Se oyen ayes y lamentos vacuos que se escapan, arrastrándose con una leve letanía murmurada.

Amortiguador

Una vez realizada esta operación y relativamente indemnes, extraemos el amortiguador viejo por el único lugar posible, por abajo. Como seguramente nos hayamos olvidado de soltar la presa que sujeta el cable del mando de la precarga, la soltamos , mirando hacia los lados a ver si alguien se ha percatado de nuestro lapsus. Estamos solos, nadie nos ha visto e interpretamos esto como un triunfo de la pericia.

Colocamos el amortigador viejo sobre la mesa de trabajo para que, si viene alguien a hacernos una visita, se de cuenta de que somos unos manitas de primera. No llega nadie. Interpretamos esto como un fracaso en la previsión de acontecimientos.

amortiguador_viejo

Ahora solo nos resta colocar el nuevo amortiguador siguiendo los pasos en orden inverso. Puede ocurrir que la cabeza no ajuste perfectamente en el hueco disponible. En ese caso tiramos de lima o lija y rebajamos un poco hasta que ajuste perfectamente.

Y ya tenemos la amortiguación trasera lista para, después de quitar toda la grasa de las manos, ir a la manguera más cercana provistos de quitagrasas y dejar la moto como una patena. Ah, sí, y dar una vuelta.