7. Jugando al Teto
Ocho de la mañana, hora de levantar el campamento. Por la noche no ha llovido, luce el sol y todo huele a fresco, a humedad y a aire puro de los Montes Pindo. En una de mis exploraciones alrededor del campamento encuentro excrementos de oso. No estoy seguro de que haya sido un oso el creador de semejante cagada pero, desde luego ha sido un bicho con culo grande, de eso no hay duda. Podría ser puesto que en la zona habitan osos, lobos, chacal dorado... y todo un elenco de especies emblemáticas. Lo que más me llama la atención son los bosques. Extensiones enormes de frondosas que pasan a estar ocupadas por coníferas en las zonas más altas. Hayas, robles y un sinfín de plantas endémicas que no había visto en mi vida. Volvemos a intentar ascender la pista [...]