Tardes parsimoniosas
Una tarde de esas, de cuando el otoño comienza a llamar a la puerta y los días parece que se elongan con pereza hasta lo indecible. Una tarde de curvas lentas y paisajes verdes. Una tarde de atmósfera límpida y discurrir pausado. Y curvas que se suceden despacio, como si quisieran prolongar el tiempo hasta casi detenerlo y dejarnos parados en instantes eternos. Allí, al fondo, montañas altísimas que nos empequeñecen cada vez más, dejándonos clavados en estos desfiladeros del Río Trubia. Recuerdo la primera vez que pasé por aquí. Eran mis primeros viajes en moto y me sentía sobrecogido por la voluptuosidad de los montes cargados de hayas, por la carretera que serpenteaba encajonada entre el río y las paredes de caliza inmaculada, por la agradable sensación de juventud y nulas responsabilidades. Hoy, con aquellas sensaciones mucho más apaciguadas, las imágenes pasadas [...]