«Personada una dotación en el lugar previamente establecido se procederá a realizar las correspondientes prueba de alcohol espirado a los usuarios de la vía con el objeto de llevar a cabo las pertinentes medidas de control…«
Cada vez que salen los efectivos policiales en televisión asistimos a una retahila de pedantería y chorradas que no tiene parangón más que en programas de humor. Como si se tratase de un atestado policial, caduco y acartonado, hacen declaraciones ante la cámara dignas de una parodia de sí mismos. ¿Alguien, que no sea de los cuerpos policiales, habla así en la vida real? Y me refiero al lenguaje verbal porque en el lenguaje escrito me consta que los atestados son un verdadero monumento al barroquismo. De verdad es necesario usar esos términos tan pedantes para dar imagen de seriedad?
El atestado policial está sujeto a una serie de formalismos, frases hechas y en general, un conservadurismo léxico que se enroca como la justicia a la que sirve. Pero ¿es necesario su uso, siempre impostado, para informar a los televidentes de un hecho?
Lo que consiguen la Guardia Civil y la Policía con este lenguaje rimbombante es dar una imagen caduca y «demodé», alejada de toda naturalidad y, en ocasiones, inextricable. El lenguaje es una herramienta de comunicación pero, a tenor de lo que escuchamos, en sus bocas parece más bien destinado a confundirnos. Usar esos términos pretendidamente jurídicos, esas expresiones rebuscadas con tecnicismos huecos es un acto de pedantería rayano con lo ridículo. Ver a la Guardia Civil de Tráfico en la tele explicando accidentes, controles de alcoholemia o cualquier otra tarea sencilla de entender por cualquier ciudadano es como escuchar a uno de aquellos primeros programas de inteligencia artificial.
Capítulo aparte merece a moda instaurada, de un tiempo a esta parte, entre todos los cuerpos policiales del país: disponer de un cuerpo agradable de ver como portavoz oficial. Como quien no quiere la cosa han ido colocando en los puestos de portavocía a las jovencitas más atractivas que tenían en plantilla. El resultado es que cada vez que en el noticiario sale un asesinato, una aprehensión de droga o cualquier asunto relacionado con el quebrantamiento de la Ley, hay una tía buena vestida de uniforme para ilustrar la actuación policial. Si además la fémina usa la jerga judicial tenemos el cóctel perfecto para hacernos una idea de lo que la gerontocracia policial entiende por un unas fuerzas de seguridad modernas y al día.
Después nos hablarán de machismo, de la mujer como objeto y de igualdad.
Deja tu comentario