Tiempo que Perder
Hace unos días recibí un correo electrónico un tanto extraño. En él, una empresa de publicidad (El Cañonazo), de esas de corte moderno y transgresor, pedía mi colaboración para publicitar un evento. Mi tarea en el asunto era bien sencilla. A cambio de un billete de cien euros tendría que llevar, durante una semana, un reloj de lujo Tag Heuer (pronúnciese tag-joia), asistir a la presentación de un nuevo patrocinador para un equipo de Moto2, twitear como loco el evento, participar con una foto en el concurso del reloj de marras y escribir una crónica del mentado aparato. […]