La actual coyuntura económica y social, protagonizada por los conflictos bélicos, las escaladas inflacionistas, la inestabilidad y la crisis del actual sistema energético, ha hecho que muchos de nosotros nos replanteemos muchas cosas. Y el ahorro en combustible es una de las más destacadas. Por todo ello, en este texto hemos decidido abordar un aspecto crucial para lograrlo: apostar por un estilo de conducción eficiente. Abordando, por el camino, su significado e importancia.

¿Qué es eso de la conducción eficiente? Principales ventajas

Como suele ocurrir en estos casos, antes de abordar cualquier otro tipo de planteamiento, hemos decidido comenzar dejando claro los conceptos. Y es que, ¿en qué consiste eso de la conducción eficiente? Muy sencillo. Entendemos dicho concepto como un modo de conducir cuyo principal objetivo pasa por minimizar el consumo de carburante y, por consiguiente, el impacto medioambiental. Algo que, implica mucho más que una cuestión de ahorro. Y es que incluso aspectos como la confortabilidad o la seguridad giran en torno a dicho concepto. Por otro lado, del concepto mismo de conducción eficiente podemos extraer una serie de ventajas. Y es que no son pocos los beneficios que se desprenden, directa e indirectamente, de adoptar este tipo de conducción:

– Ahorro de combustible. Sin lugar a dudas, nos encontramos ante uno de los beneficios estrella de la conducción eficiente. No en vano, mantener una conducción responsable hará que nuestro consumo descienda. Y esto último al final desemboca en un más que reseñable ahorro económico.
– Mejora de nuestra salud. ¿Sabéis qué es el efecto tunel? Hablamos de una reducción del campo, y ángulo, de visión del conductor que hace que, al igual que ocurre en un túnel, solo veamos lo que tenemos delante. Reduciendo drásticamente nuestra capacidad de respuesta en carretera. Y esto es algo que suele ser causado por elementos, como la fatiga o el exceso de velocidad, que son corregidos por las pautas de conducción eficiente. Algo que hace que, y no solo hablamos de esta sintomatología, adoptar un estilo de conducción sano y responsable también repercuta activa y pasivamente en nuestra salud.
– Reducción de la huella ambiental. La reducción de la emisión de gases es algo de lo que sacamos partido tanto a nivel personal (salud) como planetario (impacto ambiental). 
– Salud y seguridad. Y es que el salto cualitativo, en lo que a confort se refiere, hace que nuestra propia salud se vea beneficiada mientras conducimos. Algo que, por otro lado, también acaba repercutiendo en una mayor seguridad vial.


Consejos para una conducción eficiente

La conducción eficiente no puede resumirse en ningún truco mágico ni en la pulsación de un botón mágico. No obstante, para finalizar, si que podemos compartir algunos sencillos consejos para promoverla:

– Apuesta por vehículos lo más eficientes posibles.
– Uso racional. Utiliza el transporte público siempre que puedas, comparte coche y reduce el uso de tu vehículo personal a trayectos largos o ineludibles. 
– Mantén los límites de velocidad, no realices cambios bruscos ni fuerces las marchas y, por supuesto, nada de pegar acelerones para calentar el motor.
– Planea previamente tus rutas para minimizar el número de kilómetros recorridos.
– Procura apagar el vehículo en paradas de más de un minuto de duración. Ten en cuenta que parado tu coche se encuentra en ralentí.
– Realiza un uso responsable del aire acondicionado. Se trata de uno de los sistemas con mayor repercusión en el consumo de combustible. ¿La temperatura ideal? Entre los 22 y los 25 grados.
– Mantén las ventanillas subidas y, en caso de llevar equipaje, procura repartir la carga de forma equilibrada.
– Realiza revisiones de forma periódica a tu coche.