crónicas

7. Jugando al Teto

2012-10-28T18:47:53+01:00Reflexiones|

  Ocho de la mañana, hora de levantar el campamento. Por la noche no ha llovido, luce el sol y todo huele a fresco, a humedad y a aire puro de los Montes Pindo.  En una de mis exploraciones alrededor del campamento encuentro excrementos de oso. No estoy seguro de que haya sido un oso el creador de semejante cagada pero, desde luego ha sido un bicho con culo grande, de eso no hay duda. Podría ser puesto que en la zona habitan osos, lobos, chacal dorado... y todo un elenco de especies emblemáticas. Lo que más me llama la atención son los bosques. Extensiones enormes de frondosas que pasan a estar ocupadas por coníferas en las zonas más altas. Hayas, robles y un sinfín de plantas endémicas que no había visto en mi vida. Volvemos a intentar ascender la pista [...]

6. La Llegada del Gordo

2012-10-28T18:43:34+01:00Reflexiones|

  Macedonia. La reina de los postres. El lago Ohrid, majestuoso, enorme. Cargado de historia y uno de los lagos más antiguos del mundo. Tanto como el Baikal o el Titicaca. Patrimonio de la humanidad desde 1978. Sus aguas son transparentes, tanto que la vista acanza, en algunos puntos, los 22 metros de profundidad. Aunque a veces la eutrofización consigue enturbiarlas. Esta mañana está tranquilo y reposado bajo una capa de bruma lechosa. A lo lejos, en la orilla Oeste, albania parece quedar sumida en una nebulosa opaca. Quizá sea sólo un reflejo de la realidad. Desde una de las torres del castillo, mientras dejo que mi mirada se pierda en el lago, apoyo los codos en el parapeto y cierro los ojos. Macedonia. La reina de los postres. La cuna de Alejandro Magno. A mi hijo le llevo una [...]

5. Postcomunismo y Macedonia de Frutas

2012-10-28T18:42:46+01:00Reflexiones|

  Son las ocho de la mañana. Hace rato que estoy despierto pero me resisto a abandonar el lecho y doy un par de vueltas más dentro del saco de dormir. Por la noche me levanté a mear. Mis pies descalzos avanzaban sobre la hierba mojada y fría. Mientras, un manto de estrellas cubría mi pequeño mundo. Di un respingo de emoción y respiré hondo el aroma de la noche. El silencio, profundo, solo se rompía por el sonido de mi respiración. Extendí los brazos y volví a sentirme afortunado por poder disfrutar de estos pequeños instantes de placer. Escucho a mis compañeros que comienzan a revolotear alrededor de las tiendas. Cremalleras que se abren, bolsas que crujen y carraspeos mañaneros que anuncian otra hermosa jornada de moto. Un pastor se acerca a charlar con nosotros movido por la curiosidad [...]

4. Carreteras Infectas y Deconstrucción

2012-10-28T18:41:52+01:00Reflexiones|

  Sólo han pasado dos horas y José Luis me saca de mi viaje onírico para decirme que desembarcaremos en pocos minutos, hemos llegado a Ingoumenitsa. Ahora son las tres de la mañana y estamos en Grecia, transitando en moto por un barrio desierto, sin saber muy bien qué hacer. Recalamos en un pequeño parque con tres bancos y nos echamos a dormir un rato. Los mosquitos no tardan en revolotear junto a mi oreja y comienzo a ponerme histérico. Me tapo con la lona de la tienda de campaña tan solo para descubrir que el remedio es aún peor puesto que ahora me muero de calor. Además los mosquitos consiguen colarse dentro y picarme en el cuello. Vuelvo a levantarme y me dedico a la exploración de los alrededores. A mi derecha, al fondo de la calle, una chica [...]

3. la Melancólica Sonrisa de las Putas

2012-10-28T18:40:42+01:00Reflexiones|

  He dormido fatal. La autopista es como una banda sonora monótona y molesta que se me instala en la cabeza y me impide conciliar el sueño. De cuando en cuando un camión pasaba al lado de nuestro campamento y me sacaba del duermevela desasosegante en el que, por momento, me instalaba. Así pues, al amanecer estoy en pie y, aún sin dormir apenas, con las ilusiones renovadas por subir de nuevo a la moto y correr aventuras mundanas. Ahora Jose Manuel y yo estamos parados en el arcén de la autopista. Hemos vuelto a perder a José Luis que, poco a poco, se iba quedando atrás. En el tiempo de fumarse un cigarro aparece nuestro compañero. Otra vez ha perdido la maleta, esta vez en plena autopista con desastrosos resultados para la primera. En realidad ha tenido suerte de [...]

2. El Barco y Tierras Italianas

2012-10-28T18:39:52+01:00Reflexiones|

  En el bar de cubierta la música atruena con su incesante chumbachumba mientras que varios camioneros apostados de espaldas a la barra fuman de forma compulsiva y observan los cuerpos de las adolescentes tostándose al sol del Mediterráneo. Se consume poco y se fuma mucho. Entre tanto, los pensamientos lúbricos desfilan en  la cola de la frustración. El bar de cubierta habría sido el lugar más agradable de todo el barco si no fuera por la música atronante; buena temperatura, mucha luz y hermosas jóvenes en la piscina. Como una playa pero sin arena. En el interior, en la cafetería de una de las cubiertas, los talibanes muestran en la tele, de forma obscena, los cuerpos de dos bebés muertos por las fuerzas de la OTAN. La cruda realidad humana se eleva por encima de los pensamientos que Punset [...]

1. Asturias Barcelona

2012-10-28T18:38:48+01:00Reflexiones|

  Otra vez en marcha con destino incierto. La luz del amanecer se cuela entre los árboles del parque iluminando, de forma tenue. La moto aparcada delante de casa. Dedico unos instantes a contemplarla, deteniéndome en cada uno de sus recovecos e imaginándome que está viva. Me gusta mirarla de este modo antes de partir. Las maletas llenas, los bultos amarrados en el asiento, el GPS desparramando un suave haz de luz sobre el manillar... Me resulta tan evocador. Y por encima de todo la realidad palpable que me indica que salimos de viaje. ¡Qué placer enorme! Ya no queda más que ajustarse el casco y acelerar con suavidad. Allá vamos. Hoy es 28 de mayo y la primavera está avanzada. Eso no impide que la temperatura ronde los 6º y que sienta frío. El sol comienza su tímido ascenso [...]

14. Tangerine Dream

2012-10-26T18:23:49+01:00Reflexiones|

Cuando me levanté, a primera hora, mis intestinos aún seguían revueltos pero, para mi tranquilidad, lo peor parecía haber pasado. Al menos esa esperanza tenía a esa hora de la mañana… Contento por abandonar el tugurio que nos había servido de hogar esa noche inicié el día con ánimos renovados aún a pesar de lo precario de mi salud. Como cada día dedicamos un rato a la manutención de las motos, un engrase de cadena y una revisión a fondo de todo lo visible. En poco tiempo habíamos abandonado las caóticas calles de Meknes y rodábamos en dirección norte, camino de Tánger en lo que iba a ser nuestro último día en Marruecos. La carretera, con piso irregular y con tramos en mal estado, discurría por paisajes agradables. Jalonaban la vía gran cantidad de olivos, pitas, adelfas… entre curvas suaves [...]

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