La Lluvia, la Moto, la Niebla.
Vuelve a llover. Recuerdo que antes esto me emocionaba y me hacía feliz. Escuchar el repiqueteo de las gotas en el tejado me reconfortaba. También el viento ululando en el fresno del huerto. Me arrebujaba bajo las mantas y me sentía protegido, afortunado de disfrutar de un refugio recoleto y confortable mientras en el exterior arreciaba el temporal. Y en el monte. El olor de la tierra mojada y los líquenes de los robles goteando como barbas enormes y blancas. La niebla que desciende por las laderas, despacio, hecha jirones, acariciando los castaños y deshaciéndose luego, por arte de magia. Y en la moto. La lluvia golpeando la pantalla del casco con violencia y volando luego detrás de mi para volver a tierra. En ocasiones me entretengo pensando si alguna vez la misma gota de agua me puede golpear dos [...]