Seguimos desgranando la saga de “Bricochapuzas” con El Aprendiz Motorista de McGiver. En esta sección tienen cabida todas las audacias mecánicas y la intrepidez en las reparaciones, ya sean de este que suscribe o de quien quiera colaborar en esta serie con sus experiencias.
Ñapa Dos. Lata de cerveza en el escape
Otra de las ñapas memorables en mi vida de intrépido aventurero fue haciendo el Camino de Santiago. Lo hice, o más bien intenté hacerlo, en Vespino para saborear con fruición el placer de desplazarse “a lo lento”. Camino de Santiago en Vespino.
En aquella ocasión, viajando en dirección a Burgos un frío día de noviembre, el ciclomotor comenzó a hacer un ruido ensordecedor: el escape se había partido en dos a la altura del colector.
Cuando se viaja con el tiempo justo no ha lugar a llamar a la asistencia en viaje y perder un par de días preciosos en reparaciones. Aquí uno tiene que tirar de imaginación y salir del paso como buenamente pueda. Yo decidí solventar la rotura del escape con unos trozos de alambre y una lata de cerveza.
Esta es la grandiosa máquina con la que intenté viajar desde Navarra hasta Santiago con nulo éxito en la consecución del objetivo físico, que era llegar a la Ciudad del Apóstol. A cambio hubo otros éxitos.
Ahí, a la salida del colector, puede verse una raja. Es la que parte es escape en dos y que hace que sea como circular sin escape.
Esto es, como se puede ver, una lata de cerveza. Está rescatada de un contenedor de basura, de ahí su aspecto ajado y mugriento.
Y este es el resultado final de la bricochapuza que posibilitó llegar casi a las puertas de Santiago de Compostela. Tal y como se cuenta en la crónica no pude llegar al final pero la reparación aguantó como si se tratase de un trabajo profesional (que lo era).
Deja tu comentario