Ruerdo hace años que se puso de moda instalar cámaras en casa y mostrar tu vida en tiempo real. En España tardó tiempo en llegar, años, creo, pero en EE.UU. JenniCam se hizo famosísima mostrando su vida en la red.
Podías ver lo que hacía en su residencia durante las 24 horas, exceptuando el baño y poco más.
Y allí tenía a cientos de miles de personas enganchadas a la pantalla.
Entrada de Wikipedia, para que os culturicéis:
Jennifer Kaye Ringley (Harrisburg, Pensilvania, 10 de agosto de 1976) es una personalidad de Internet y ex «lifecaster».1 2 Es conocida por la creación de la popular página web JenniCam.3 Hasta la aparición en 1996 de Jennicam algunas cámaras en vivo transmitían planos estáticos a través de ventanas u orientados, por ejemplo, a una cafetera.4 La innovación de Ringley fue permitir que los usuarios simplemente vieran su actividad cotidiana a través de una webcam encendida 24 horas. Fue la primera «lifecaster» en la web.5 En junio de 2008, CNET aclamó a JenniCam como uno de los mejores sitios web de la historia.
En su pico de éxito, antes de cerrar la web en 1993, llegó a tener siete millones de visitas al día.
Y eso sin hacer nada notable.
Su mayor atractivo era la mundanidad, el público la sentía como una camarada, como una de los suyos.
Tenemos alma de cotillas.
Lo de Titus viene a ser lo mismo pero un paso más allá.
Él consigue tener enganchados a los espectadores contándoles su vida, al menos su vida laboral porque de su vida privada no cuenta nada.
Y no veo que sea tan diferente a estar mirando un videojuego en el que tu participación a limita a mirar cómo juegan los demás.
Que no es nada nuevo esto tampoco. En los bares de los pueblos siempre hay una pléyade de mirones que no pierden detalle de la partida de tute o de mus que están jugando cuatro de los parroquianos.
Y, si me apuras, tampoco hay tanta diferencia entre eso de ver videojuegos sólo como espectador o ver un partido de cualquier deporte que se os ocurra.
Incluso el motociclismo.
Si te gustan las motos ves competición, escuchas Viajo en Moto y no te las quitas de la cabeza.
Lo mismo con cualquier videojuego.
Con la diferencia de que un gamer que haga streaming es un personaje cercano, con el que puedes interactuar, que te contestas cuando le planteas dudas y que te hace caso.
Hace que te sientas, de algún modo, importante.
Las formas de ocio están cambiando y a causa de la pandemia, lo hicieron de forma mucho más acusada de como lo haría de no ser por esta situación.
Volviendo al caso de Titus, yo le di mi suscripción Prime porque me pareció muy original su propuesta. Me alucinó desde el punto de vista del apartado técnico y me sorprendió que fuese capaz de tener enganchada a la audiencia con algo tan simple como repartir comida a domicilio, en moto, en medio de una gran ciudad.
También los hay que muestran su vida normal mientras conducen el camión, mientras se maquillan o mientras follan debajo de una manta.
El éxito de Gran hermano fue objeto de estudio durante mucho tiempo o sea que no estamos hablando de nada nuevo.
Los tiempos cambian y los héroes son más de andar por casa, gente normal y cercana, bastante alejados de los divismos de tiempos pasados.
Y cambian las formas de ocio. Y más que van a cambiar.
Estamos asistiendo a un cambio de paradigma. Cambios que se suceden de forma vertiginosa porque internet es así: la inmediatez pura.
Pero lo bueno que tiene es que, si no queremos, no estamos obligados a adaptarnos esos cambios.
Vamos a poder salir de viaje sin necesidad de contárselo a todo el mundo en las redes sociales. Vamos a poder seguir escribiendo un diario de ruta sin necesidad de publicarlo en un blog y por supuesto, vamos a poder seguir viviendo tranquilamente sin tener que adaptarnos a estos nuevos modos.
Aún nos quedan muchos lugares por descubrir y muchos libros por leer.
El resto, este mundo hiperconectado… está ahí por si queremos asomarnos.
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