Da un poco de grima esto de recomendar tal o cual cosa, sobre todo porque le hace a uno parecer un experto y, en el caso que nos ocupa, nada más lejos de la realidad. Aún así, me arriesgaré.

A raíz de alguna de las entradas de este espacio se me ha reprochado el que no diga qué libros no me gustaron. En realidad sí que lo he hecho, no todos los análisis de libros de motos que hay en esta página son benevolentes con la obra en cuestión.

Por ejemplo, el libro de Ignasi, Desde el Arcén , no me ha gustado. ya dije en su momento que el hecho de atravesar el Sáhara en ciclomotor me parece una aventura digna de elogio pero el formato elegido para darlo a conocer, el viaje novelado, no me parece adecuado. Además su prosa es insufrible.

Tampoco me ha gustado Barcelona-Barcelona, la Vuelta al Mundo en Moto . El autor en el tú a tú es un excelente comunicador, está lleno de anécdotas para contar y es un buen orador. Sin embargo el libro resulta pesado y falto de interés.

A Trompicones por África es una de las obras que no he tratado en ninguna entrada. Y no lo hice porque es otra obra prescindible. Un texto lleno de expresiones coloquiales y de hipérboles. La historia, en si misma, tampoco ofrece nada nuevo. Demasiado plana y con nulas concesiones al intimismo.

Siempre hay una Historia es otro libro autoeditado que he leído y que ha pasado por mis manos sin pena ni gloria. Un viaje de varios amigos por Marruecos que, si bien ha sido muy enriquecedor para los protagonistas, no aporta nada al lector. Es cierto que siempre hay una historia pero mejor saber contarla.  

Safari Salama , de Lluis Oromí, me gustó hasta la mitad, luego se volvió un tanto… inestable. Kilómetros que pasaban sin pena ni gloria y lo que parecían unas enormes ganas de llegar a casa. Me dio la impresión de que me contagiaba esas ganas de terminar.

Con Francisco Aventín he tenido dos experiencias: Crónicas desde una Moto: de Sidi Ifni a Elefantes yObjetivo Aqaba. El primero es un libro recomendable, el segundo, más largo, me pareció bastante coñazo. Creo que también le faltan reflexiones ínitimas y le sobra buenismo.

 

En general, cuando leo un libro de viajes lo que menos me interesa es saber las distancias entre tal o cual punto. Me importa un carajo. Si quiero saber ese tipo de datos solo tengo que coger un mapa, asomarme al Google Maps o preguntar en la embajada. De qué me sirve saber un montón de datos sobre lugares lejanos si, casi con total seguridad, no los usaré en caso de ir allí?

Puedo exceptuar los datos que me aporta Javier Reverte porque, además de datos, me deja ver la impronta que el viaje ha dejado en él. Si esto no ocurre, si el libro se convierte en un montón de kilómetros que se suceden igual que en una autopista… no me interesa.

 

Hay otro que me defraudó bastante aunque no se si englobarlo en la categoría de libros. Es un libro electrónico publicado por la persona que me inspiró para montar esta página, Doforno. Su blog era muy atractivo, escribía cosas muy acertadas, tanto de motos como de reflexiones cotidianas. Pero su crónica de Viaje a Cabo Norte resulta bastante tediosa. Yo lo compré como libro y resultó ser un desenfadado relato de su viaje. No.

Sin Fronteras, de Gustavo Cuervo tampoco es uno de mis preferidos. Está bien pero me resultó flojo en algunos capítulos. Y mira que Gustavo es uno de los grandes…

 

Podría, ahora, añadir, algunas infumables páginas de relatos de viajes en moto, colecciones de fotos desencuadradas, planas y pobres. Foros donde las crónicas se repiten como fotocopias y que son igualmente jaleadas por colegas y usuarios… pero es mejor que cada uno se forme su propia opinión y ejerza de crítico con su vara de medir. Al fin y al cabo lo que para mi es una mierda para otro puede ser algo sublime.