Has llegado a tiempo al mundo de las motos. O más o menos a tiempo. De chaval no tenías ciclomotor pero ahora, con trentitantos, ya dispones de algún dinerillo para subirte a la burra. Por fin tienes esa deportiva triple erre que tanto deseabas. Pero claro, lo que no tienes es ni idea de poses y haceres. Tranquilo, aquí está el tito Viajoenmoto.com para desasnarte y hacer de ti un motero de pro.
Veamos lo que te has comprado… Una Yamaha R6. No está mal. Yo soy más de Kawasaki ZZR pero es que ya peino canas. La Yamaha está muy bien.
Lo primero que vamos a hacer es ponerle unos intermitentes de leds de pequeño tamaño, los más pequeños que encuentres. Con eso correrá mucho más. Luego le daremos, si cabe, un toque más agresivo pero cool. Para ello dispondremos de manetas y reposapies anodizados a juego con el color de la moto. Ya, metidos en danza, si ves que hay que anodizar algo más pues se hace y punto, que nunca está de más un poco de colorín.
Si te ves con ánimo puedes cambiar el portamatrícula y añadir unos protectores vinílicos por aquí y por allá (imitación fibra de carbono, para más señas)
Es importante, también, colocarle un soporte para la cámara de vídeo. No, no te preocupes si no tienes cámara porque, como veremos más adelante, no la necesitarás. Pero el soporte, tú pónselo igual.
Bueno, venga! La moto ya está lista. Es lo bueno de ser racinguero, que no tienes que estrujarte la cabeza para dirimir si son mejores las calaveras o las águilas.
Ahora te toca a ti. De imagen estás bien así. Si acaso quítate el pendiente porque se te va a quedar marcado en la cara y dice mi mujer que eso es muy antiestético. Ah, y píllate una camiseta ajustada. Tienes dos opciones, tres como mucho. La de Valentino Rosi de este año, la de marca elitista o de tipo vintage.
Ya voy, ya voy, no te impacientes. Ya sé que es lo que estás esperando ahí, "tó empatallao". Hablemos de la equipación.
Te vas a comprar un casco que sea bien pintón. Tienes mucho donde escoger: motivos étnicos, paramecios de cachemira, biomecánicos, rayas atolondradas… por supuesto sin olvidarnos del de Valentino que, de ahora en adelante, será tu faro en la vida.
Vamos con el traje. Olvídate de cordura, ni cuero de dos piezas. Eres un émulo de Stoner y de Lorenzo así que te vas a procurar un traje de una pieza. Mira bien que tenga chepa y protecciones, cuanto más protuberantes mejor. Con esto de las protecciones tenemos que hacer un apaño antes de salir a la carretera. Como es lógico, estás muy curtido, tienes cientos de horas de circuito y te sabes las curvas de la carretera de moda de memoria. Entonces… ¿dónde vas con esos plásticos nuevecitos? Mal. Muy mal. Vas a coger una lija, o la amoladora directamente, y vas a rayar las protecciones hasta que dé la impresión de que naciste con la rodilla sobre el asfalto. Si te apetece y tienes tiempo puedes rascar un poco las del antebrazo. No te olvides del cacho plástico que hay en la parte exterior de la bota.
Casi estamos listos para salir a carretera abierta.
Si ves que necesitas llevar una "muda", la gomina o lo que sea, te compras una mochila plasticosa, de esas que se adhieren al depósito y que van a juego con la moto. Ya te digo que es sólo en caso de extrema necesidad.
Y nada más. Como no vas a alejarte más de cincuenta kilómetros de casa no tendrás que llevar GPS, ni mapas ni nada. Además, como siempre rodarás en grupo, habrá uno que sea el guía.
Vámonos a "lo negro". Supongo que ya conocerás a otros que, como tú, sienten una pasión desenfrenada por la velocidad, no? Pues eso. Te apuntas a una quedada de esas que se organizan el fin de semana y apareces en la gasolinera de turno con tu moto nueva y tu traje rayado. Y salimos!
Como no vas a poder seguir su ritmo porque, básicamente, no tienes ni puta idea, procura quedarte atrás. No te importe ser el último porque es mejor que nadie vea tu estilo de pilotaje. Eso de cuadrar las curvas no queda elegante. Luego te explico cómo sacarle partido a esto de ir en el vagón de cola.
Cuando llevéis rodados unos veinte o treinta kilómetros habrá una parada. Que si… que habrá una parada. Pues porque se cansa uno de ir en posición fetal encima de una moto de estas.
Pues eso.
Ahí llegas tú el último y aparcas al lado de la terraza. Es veranito, la cerveza está fresca y le vacilas a la camarera, que para eso eres motero. Luego, lo primero que has de decir es algo así como "joder, qué pasada de carretera!" Y añades, "me he quedado atrás para poder trazar un poco más rápido la curva de…." y ya vas inventando sobre la marcha. Después se hablará de las carreras, del desplante de este piloto a su equipo y de tópicos leídos en las revistas o en internet. Tranquilo, ya sé que no dominas la mecánica, ni la parte ciclo pero que eso no te amedrente. Ellos tampoco dominan esos temas así que tendrás todo un campo abierto para dar rienda suelta a tu imaginación. Lo que no sepas, te lo inventas.
Y llega la hora de regresar a casa. ¿Cómo que porqué? Pues porque ya habéis hecho treinta kilómetros, habéis tomado la cerveza y habéis visto a la camarera. Y aún hay que volver. Qué cosas tienes…
Hale, ya estamos en casa. Ahora toca conectarse al foro y comentar la ruta. Haces unas bromas sobre la camarera (no lo olvides) y sueltas una pequeña disertación sobre la maza del embrague, los latiguillos metálicos o los frenos radiades, qué se yo. Ojo, aquí no te inventes nada que queda todo escrito. Mejor copia y pega de algún sitio.
Como no llevas cámara de vídeo no podrás colgar nada pero, con un poco de habilidad, podrás ir metiendo fotos y vídeos de otras personas. Incluso si, desoyendo mis consejos, te compraste una GoPro para dejar constancia de tu ineptitud, procura que dé la impresión de mucha velocidad. Tu ya me entiendes.
Y ha llegado el momento de tu primera concentración. Es importante que aprendas a cortar encendido. Básico, diría yo. Unos buenos petardazos excitan a cualquier motero que se precie. Y a subir la moto de vueltas hasta que se quede exhausta. Que no te de pena, los motores son para eso. Aceleras sin piedad hasta que comience a sonar una especie de "ñañañañaña" . Verás qué risa.
Tendrás que aprender a levantar la rueda delantera. Se llaman wheelies, no me seas tan paleto de referirte a esta figura acrobática como caballito, que estás más demodé que las tetas de Sabrina.
Ay, coñes, que se me olvidaba. Ni se te ocurra respetar un límite de velocidad ni una línea contínua. La carretera es tuya. No lo olvides.
En la próxima entrega te enseñaré a ser un aventurero de la leche para que seas la envídia de todos en las concentraciones veraniegas.
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