Internet es el pozo sin fondo de la información pero, al igual que en la vida física y real, se dan cita los comportamientos más abyectos y la picaresca extiende sus redes para atrapar a los incautos.
Rabilando por las páginas «de motos» me encuentro con una «empresa» que ofrece viajes en moto por Turquía, ente otros lugares. Buena cosa, me digo, es un país que merece la pena visitar y en el que, a pesar de los últimos acontecimientos políticos, sigue teniendo los mismos atractivos turísticos y una gran seguridad para los viajeros. Buceando en la página en cuestión intenté buscar, lo primero, el precio. No hay información, si quieres saber lo que cuesta una semana haciendo trail en Turquía tienes que preguntarles. Mala política es esta, me dije: si quieres vender algo es mejor que no escondas el precio.
Probé con la zona y sí, hay un esquema exiguo sobre la ruta a seguir (que puede ser modificada en función de las condiciones meteorológicas) en el que no se dan demasiados detalles. Para obtener más información siempre nos remiten al formulario de contacto. De nuevo secretitos e información oculta, mal asunto.
Siguiendo con la investigación, porque a esas alturas ya podría calificarlo así, intenté averiguar algo sobre la empresa que organiza los viajes. Ni un NIF, ni una dirección física, ni un solo responsable con nombre y apellidos. Todo lo que llegué a encontrar es un número de teléfono móvil sin una persona de contacto. Al hacer una búsqueda sobre ese número de teléfono no sale vinculado a ninguna empresa ni a ninguna actividad en concreto. Callejón sin salida.
«A los términos legales», pensé, aquí siempre sale el nombre de la empresa responsable, la dirección postal, la inscripción en el registro mercantil y los juzgados a los que te remiten en caso de litigio. Sorpresa, no había nada de eso. A cambio me encontré con una larga lista de situaciones de las que la «empresa» no se hacía responsable. Cosas como, por ejemplo, que no te devolverán la fianza de la moto alquilada si la rompes y el «guía» considera que has hecho un mal uso de ella. Queda a su único criterio.
Resumiendo, en caso de tener algún percance de cualquier tipo no hay a quien pedir explicaciones y si la cosa es grave, el cliente se verá sometido a una serie de reclamaciones legales que harán que no olvide nunca su viaje a Turquía. Todos conocemos casos de grandes empresas de viajes que han dejado tirados a sus clientes y los problemas que han tenido para recuperar su dinero. Si esto pasa con operadores de renombre, ¿qué podemos esperarnos de alguien que ni siquiera tiene un domicilio social?
Montar una página web en la que te eriges como «organizador de viajes» es muy sencillo y hay quien no se resiste a lanzarse a una miniaventura empresarial por ver si cuela. Ejemplos como este que me he encontrado los hay a patadas y hay que ser muy cuidadoso a la hora de poner nuestra confianza y nuestro dinero en manos de terceros.
Las administraciones públicas deberían controlar a estos piratas que se mueven en el límite de lo legal, revendedores, muchas veces, de los viajes de empresas de terceros países y con nula responsabilidad en caso de reclamación.
Si estás pensando en contratar un viaje, antes de adelantar el dinero de la reserva, comprueba que los promotores, además de cobrar, te cuiden y te den garantías.
Cinco consejos para evitar el fraude en viajes organizados.
- Comprueba que la empresa con la que vas a contratar los servicios es legal y está dada de alta en el registro mercantil.
- Busca información en foros y redes sociales sobre personas que hayan viajado con ellos.
- No te fíes de ofertas anormalmente baratas.
- Exige un contrato y lee toda la letra pequeña. Guarda copia.
- Compara precios con otras agencias.
Y, por encima de todo, usa tu sentido común.
Un post de lo más sensato
Gracias. Hay mucho piratilla por ahí suelo y, como en la vida real, hay que andar muy al loro en la red de redes.