Hoy os voy a traer una ruta que me gusta mucho y que tiene muchas posibilidades.
Es una zona que, a pesar de estar bien cerca de una de las carreteras más transitadas por motoristas en Asturias, no es muy conocida.
Estoy hablando de Tuña.
Tuña es una parroquia del concejo de Tineo y para llegar hasta allí, no queda más remedio que hacerlo por carreteras deliciosas.
Si vienes desde el centro de Asturias, desde Oviedo, por ejemplo, te metes por el Corredor del Narcea, que recibe este nombre porque la carretera discurre paralela al río Narcea.
Es una carretera amable que vertebra un valle amplio y fértil hasta la Presa de Calabazos.
La presa está encajonada entre dos moles rocosas. Impresionante si vienes desde el Este. Cuando yo era crío recuerdo que lo que más me llamaba la atención era la bifurcación del túnel. Ibas por la carretera, entrabas en el túnel y, a mano derecha según bajabas, se abría otro túnel que daba al exterior, a la carretera de coronación de la presa. A mí aquello me parecía un prodigio de la técnica. ¡Un túnel dentro de otro túnel! Lo nunca visto. Es verdad que con cinco o seis años tampoco es que uno haya visto muchas cosas…
Antes de llegar a la presa, en la zona de Oviñana o en Lanio, aún se pueden ver losseca deros de tabaco. En todo este valle el tabaco fue un cultivo de mucha pujanza. Había verdaderos expertos que sabían mucho del cultivo de tabaco. Anduve una temporada investigando sobre el cultivo de tabaco en Asturias y me quedé bastante sorprendido porque, uno no dirías que Asturias pudiera ser una gran potencia en este tema.
Pues sí lo era. Al menos mientras el Estado tuvo el monopolio de toda la producción.
Esto de los secaderos forma parte de un proceso bastante complejo, el curado y secado del tabaco, que no es recoger y ya está.
Hay que curarlo a una temperatura determinada, con una humedad concreta y tener cuidado para que no se estropee.
Lo más curioso que encontré es que en Laneo, como no todos tenían secaderos ni acceso a elos, algunos cultivadores lo secaban en el interior de los hórreos. Ya sabéis lo que son los hórreos, esas construcciones típicamente asturianas que consisten en un edificio de madera, un palafito, sustentado sobre cuatro patas que se llaman pegollos.
Los cultivadores más pobres, como no tenían ni secaderos, ni hórreos donde controlar la temperatura de fermentación de los fardos con las hojas de tabaco, los cubrían de estiércol.
El estiércol mantiene una temperatura de fermentación bastante elevada así que aprovechaban eso para que las hojas siempre estuvieran calientes.
Dicen los lugareños que este tabaco era de peor calidad y que lo pagaban menos en la fábrica de tabacos de Gijón, que es a donde iba toda la producción.
Supongo que sería un tabaco de mierda.
Seguimos ascendiendo y después de pasar la presa, a nuestra derecha, al otro lado del embalse de Calabazos se alzan unos farallones impresionantes. Son cuarcitas blancas de la formación Barrios, del periodo ordovícico, ya sabéis, cuando los trilobites dominaban la tierra. Luego se fueron a Marruecos y convirtieron en fósiles para los turistas.
¿Os gustan los fósiles?
Pues en este mismo valle, mucho más arriba, que el río Narcea tiene caso 130 km de largo, fui un día a la caza de fósiles. Son fáciles de cazar porque están siempre inmóviles pero no se dejan ver fácil.
Yo, como soy un poco tramposo, me fui a la escombrera de una mina y arramplé con 200 kilos de fósiles.
Llené la furgoneta de pecopteris polimorpha, que son fósiules del carbonífero. El carbonífero fue muchísimo después de cámbrico, claro. Pongamos que la era cámbrica fue hace 480 millones de años y el carbonífero hace 360 millones de años.
Total, que me llevé los fósiles de la escombrera y los vendí por internet a un euro la pieza. De esto hace no sé cuantos millones de años, muchos de vosotros aún no habíais nacido. Bueno, los más viejos sí.
Ahora ya no me dedico a los fósiles, en estos tiempos estoy a la caza de polvo cósmico, pero de eso ya os hablaré otro día.
Ahora nos vamos a Tuña.
El desvío está cerca de la cola del embalse de Calabazos.
Cuando llegas a Tuña, que está a dos km o tres de la carretera general, las AS-15, lo primero que llama la atención son los palacios. Hay casonas palaciegas por doquier.
En una de ellas nació en General Riego en el año 1784, que luchó contra el absolutismo en España.
Dijo en general Riego cuando arengó a los suyos contra el poder absolutista de Fernando VII (al que mi profesor de literatura llamaba Fernando el Siete)
«España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El Rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la Guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución, pacto entre el Monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda Nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz, entre sangre y sufrimiento. Mas el Rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el Rey jure y respete esa Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador (…)
Sí, sí, soldados; la Constitución. ¡Viva la Constitución! »
Después de aquello la Revolución se extendió por España: Sublevaciones en Vigo, en La Coruña, en Ferrol… Tumultuosas masas rodeando el Palacio Real en Madrid….
Hasta que el rey Fernando juró la constitución con aquel famoso discurso
«Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional»
Y luego pasaron un montón de cosas más hasta que nosotros llegamos con nuestra moto a Tuña.
Desde Tuña una de las rutas estrella para mí, es subir a la Fana de Genestaza.
La Fana de Genestaza (Xinistaza) es un fenómeno geológico singular. El proceso comenzó en el siglo XIX con un primer desgaje de la ladera occidental de la Sierra de La Cabra, que continúa desmoronándose lentamente. El resultado final es un reguero que arrastra a su paso las cuarcitas blancas de la Formación Barrios.
Es un espectáculo de ver y sobrecogedor ser testigo de como una montaña imponente se desmorona poco a poco.
Pero ojo que ya sabéis que esto de los procesos geológicos lleva su tiempo, sus millones de años así que no esperéis que la cosa sea rápida. Eso sí, la carretera atraviesa la Fana, está en el desmoronamiento pleno así que tened cuidado no os vaya a caer un pedrolo encima.
Si queréis saber más cosas de la zona cuando estéis por allí os vais a Casa Pipo, que es colaborador de Viajo en Moto y allí establecéis vuestro campamento base.
Ahí os recibirá Marcial, que tiene una Harley desde tiempos del precámbrico y una afición desmesurada por las dos ruedas.
No os olvidéis de buscar la piel de oro de una vaca, que dice la leyenda que está en los cimientos del puente.
Y de visitar la mina de oro de Boinás y robar un lingote sin que nos vean. Y quedar ojipláticos con la iglesia de piedra roja bajo la advocación de Santa María…
Y si hay tiempo, subir al alto de los Cadavales, justo en el límite con Somiedo. Que sea en agosto, que hay romería.
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