Mónica me deja para Siempre
Otra vez sobre la moto con setecientos y pico kilómetros por delante y la sensación certera de que le viaje se ha terminado. Son las ocho de la mañana. Apenas si quedan cuatro cosas que solucionar en Pamplona y, a la hora de la merienda, estaré en casa tomando un café. Cómo se ha liado todo. Parece que llevo media vida fuera y, sin embargo, cuantas cosas buenas han pasado. Las playas de Normandía y las copas de Innsbruck son algo que pertenece a un pasado que ahora se me antoja muy lejano, casi diluido en una nebulosa tan espesa como la niebla de ayer. Los recuerdos se amontonan pero son algo tan poco tangible... Nada hay como el momento presente, como el instante preciso e intenso en el que las cosas suceden. El resto es pura invención, un ejercicio [...]