Regalar la absolución. TSM 7
Esta mañana me levanté con una sensación extraña. José Luis ha decidido continuar el viaje en solitario y yo, por mi inacción, me siento un poco culpable. Se que esta comezón no durará mucho porque soy condescendiente conmigo mismo hasta lo absurdo, como todo el mundo, imagino. Eso de flagelarse y hacer mortificación está bien durante un rato, pero hay que quererse. Si acaso, propósito de enmienda si la cosa nos ha salido rana. Para acrecentar el daño está sonando una melancólica música búlgara en la playlist que no contribuye en nada a que se me levante el ánimo. Cómo se ha llegado a esta situación es fácil de entender pero no tan sencillo de explicar. Ayer, después de un día de ruta increíble por la Capadocia, después de disfrutar lo indecible con situaciones entrañables y con otras hilarantes, saltó [...]