Decía, en una de las últimas entradas del blog, que hace diez o quince años era muy difícil encontrar información en español sobre viajes en moto. Aún recuerdo cómo devoraba, con verdadera delectación, los primeros relatos de viajes en moto que encontré por la red. No estaba planeando ningún viaje, ni buscaba documentación, tan solo deseaba leer relatos y aventuras sobre una moto.
Hoy, varios lustros después, la cosa ha mejorado de forma sustancial y podemos encontrar un montón de páginas y blogs dedicados al proceloso mundo de la moto. De ello nos habla, con gran acierto, Charly Sinewan en una entrada en su página.
Sin embargo ocurre que hoy, dada la gran afición que tenemos a contar todo aquello que acontece en nuestros viajes, nos encontramos con la dificultad de encontrar material de calidad que se halla perdido, flotando difuso, entre un montón de páginas de pésima hechura. No le resto mérito a los que cuentan su salida dominical a tomar el vermouth con los colegas al pueblo de al lado. Yo mismo relato, de vez en cuando, pequeñas rutas de no más de doscientos o trescientos kilómetros. A lo que me refiero es que, no por tener una moto y una cámara de fotos todo el mundo puede plasmar con cierta solvencia sus vivencias.
Me he topado con páginas de grandes viajes en las que el aspecto literario estaba bastante descuidado, al igual que las fotos. Viajes llenos de encanto que, seguramente, merecían ser contados. Pero bien contados. También me he encontrado blogs en los que el viaje más largo de su autor no pasaba de los ciento cincuenta kilómetros pero las fotos y el texto que las acompañaba te mantenían pegado a la pantalla un buen rato. Es decir, que, tal y como reza el encabezamiento de esta página, el verdadero destino es la travesía y puedes disfrutar con una buena lectura de un viaje sin importar lo grande que éste sea.
Antes costaba trabajo encontrar páginas de viajes en moto y ahora, hay tantas, que también cuesta trabajo centrarse y encontrar aquello que merece la pena. No voy a poner ejemplos porque, además de ser muy injusto y poco objetivo, cualquiera puede identificar un trabajo sin calidad de una buena obra. Además, el que se decide a colgar algo en la red no lo hace solo por ego, quiero pensar. Está contribuyendo a enriquecer, de una u otra forma, la comunidad de forma global.
Pero bueno, a lo que voy, que me sigue costando el mismo trabajo que antes encontrar el material.
Por otra parte, tenemos a un montón de gente embarcada en viajes largos que nos lo están contando casi en directo a través de la web y de las redes sociales. Esto supone que, si nuestra afición no tiene mesura, corremos el riesgo de pasarnos media vida “siguiendo” a nuestros overlanders favoritos. Cada mañana abres el Twitter, el Facebook y las páginas personales de cada uno de ellos. Miras a ver cómo le va a Charlypor África, a Miquel de camino a Filipinas, a Alicia en Australia o a Fabián de vuelta a casa. Le mandas un twet a Oscar para saber dónde está o un mensaje de ánimo a Eduard . Luego haces tu votación en realizatuaventura y miras a ver si los perezosos de Alejandro y Guada han escrito algo en su página. Antes de levantarte aún has de encontrar tiempo para averiguar si MacBauman le ha dedicado tiempo a la ternura poética. Eso sin mentar los tres o cuatro foros de motos por los que te mueves habitualmente.
Caramba! En unos años pasamos de ser unos indigentes digitales y disponer de más información de la que podemos digerir.
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