Ya sabemos que los frenos son un sistema esencial para la conducción de cualquier vehículo. Este sistema es especialmente importante en lo que respecta a la seguridad, tanto para las personas dentro del coche como para las que se encuentran fuera de este. Es por este motivo, que todos sus componentes deben encontrarse siempre en buen estado, garantizando un buen funcionamiento del sistema de frenado y la seguridad de cualquier usuario de las vías públicas.

Foto de los discos de freno tomada del sitio web recambioscoches.es

Para que el sistema de frenado funcione de forma adecuada, es necesario realizar un mantenimiento regular de ciertos componentes, entre ellos se encuentran piezas que están sometidas a desgaste continuamente y las cuales es necesario sustituir cada cierto tiempo, kilometraje o cuando se detecta un defecto en ellas. Una de esas piezas son los discos de freno, los cuales deben ser sustituidos cada dos cambios de pastillas de freno, lo que aproximadamente se traduce en cada 120 000 kilómetros recorridos.

Los discos de freno, llevan a cabo un papel fundamental en la frenada del coche. Por eso es importante elegir los más adecuados para nuestro coche y el uso que le vamos a dar a este. 

Los discos de freno más tradicionales son los macizos. Se trata de un disco de freno liso sin ningún tipo de agujeros ni ranuras. Por otro lado, es posible encontrar discos de freno perforados o ranurados. Estos discos cuentan con la ventaja de poder disipar más rápido el calor generado por la fricción, aumentando la vida útil de estas piezas. Además, los discos perforados y ranurados también son capaces de evacuar mejor el agua. Por lo general, los discos perforados y ranurados suelen estar instalados en el eje delantero del coche, mientras que el eje trasero dispone de discos macizos.

Otra manera de distinguir los discos de freno es dependiendo del material en el que están fabricados. Los discos de freno más comunes son los que están fabricados de hierro fundido. Este material tiene un alto contenido en carbono, es muy resistente y puede soportar altas temperaturas. Por otro lado, se encuentran los discos de alto contenido en carbono. Estos discos contienen una cantidad de carbono todavía mayor en su composición, gracias a ello, estos discos se desgastan menos y provocan menos ruido al frenar. Finalmente, podemos encontrar discos de freno de cerámica. Este tipo de disco se suele encontrar en los vehículos de alta gama y deportivos. Este material es resistente a las altas temperaturas y muy estable. Su rendimiento es notablemente superior a los otros discos de freno y tienen un desgaste reducido.

Para realizar la sustitución de los discos de freno, primero, es necesario girar las ruedas en la dirección del lado que se va a trabajar y aflojar los pernos de dicha rueda. A continuación, habrá que elevar el coche y retirar la rueda. Con la rueda retirada, se procede a extraer las pastillas de freno y la pinza de freno. Ahora ya es posible sacar el disco de freno antiguo e instalar el nuevo. Es importante limpiar el disco nuevo para que funcione bien y no sufra un desgaste prematuro. Después, ya se pueden instalar los componentes que habían sido retirados. Finalmente, es necesario bombear el freno para que todo el sistema de frenos se ajuste de nuevo.