Sola, En Moto, el libro de Elspeth Beard que publicó la editorial La Mala Suerte.

Lo compré hace tiempo, de hecho, fui de los primeros en hacerlo, pero no fue hasta hace poco que le dediqué la atención que se merece.

Después de haber leído Caravana de Uno, que me fascinó, tenía el listón muy alto y no sabía si este de Elspeth Beard estaría a la altura de mis expectativas. Qué equivocado estaba.

No solo las supera, sino que las pulveriza.

El libro me ha atrapado desde la primera hasta la última página.

Elspeth no solo nos cuenta el viaje, sino que también nos abre su corazón y nos revela algunos secretos que nos ayudan a comprender mejor qué la impulsó a salir a recorrer el mundo y qué sentimientos la acompañaron.

Esto, el compartir cosas íntimas, es algo que se agradece en los libros de viajes en moto. Sobre todo en los más recientes.

Parece que el viajero piensa que a los lectores solo nos importan los kilómetros y que nos aburren los detalles.

Y es justo al revés. Nos gusta conocer las motivaciones, lo que mueve a una persona a embarcarse en un viaje de varios meses, o años. Qué pasa por su mente, de qué escapa, cuáles son sus temores.

Porque esa es la forma de que podamos empatizar con el viajero.

De nada me sirve que me cuentes mil anécdotas de viaje si no sé quién eres, si no te conozco de nada.

Necesito ponerme en tu piel, necesito sentir que viajo contigo y eso se consigue si el autor o la autora se desnuda para sus lectores.

Vuelvo a lo de siempre: no quiero saber cómo se va del punto A al punto B, eso son datos inútiles.

Quiero saber por qué haces lo que haces y para eso tienes que darme lo mejor de ti, lo que no le das a nadie.

Así, viajaré contigo a través de lo que escribes.

Y Elspeth lo logra con creces.

Porque nos habla de su infancia, de su padre excéntrico, de la casa en la que vivía cuando era niña. Nos cuenta cómo se enamoró de las motos y cómo se preparó para su gran aventura. Nos narra sus peripecias por los Estados Unidos, Canadá, Australia, Asia, África y Europa. Nos muestra sus fotos, sus cartas, sus mapas, sus recuerdos. Nos hace partícipes de sus alegrías, sus tristezas, sus amores, sus desamores, sus miedos, sus sueños. Nos transmite su pasión, su valentía, su determinación, su espíritu.

¿Habéis visto la película Cómo ser John Malkovich? Se trata de un marionetista que descubre una puerta secreta en el séptimo piso de un edificio y que le hace aparecer dentro del cerebro de John Malkovich. La película es una paranoia pero sale Cameron Díaz. Y representa muy bien lo que quiero decir.

Cuando lees te tienes que meter en la cabeza de la persona que viaja.

A eso me refiero.

Y eso, que el libro, después de haberlo leído entero, me parece imprescindible. Magnífico.

Os lo recomiendo a todos los que os gusten las historias de viajes, de motos, de aventuras, de vida.