Viajando por la Tarde
No me gusta viajar después de comer.Suele entrarme ese sopor digestivo que le impide a uno concentrarse en lo que está haciendo y el único deseo que subyace es el de echarse una siesta. Sin embargo hoy no nos queda otro remedio. Hasta ayer estuvimos dudando sobre la fecha de salida a causa de compromisos adquiridos a última hora. Son las tres de la tarde de un día cualquiera de junio, el sol brilla sobre nuestras cabezas y nos disponemos a emprender la marcha camino de Francia y algún otro lugar más. La hoja de ruta es un tanto difusa, como impregnada de una nebulosa que nos impide ver bien el destino último. No tenemos preferencias ni objetivos claros, exceptuando las playas del Desembarco de Normandía, un capricho de mi compañero Gelucho, que vamos a hacer realidad. A [...]