En el año 2006 estuve dudando entre comprarme en engrasador automático de cadena o fabricarme uno. Como supondrá el lector, me fabriqué uno. No puedo decir que funcionase muy bien, ni que fuese la quintaesencia de la belleza mecánica pero, por lo menos, fue barato: cero euros.
Ñapa 5. El engrasador automático de cadena.
Lo básico de un engrasador automático es que disponga de un dosificador de lubricante que, poco a poco, vaya soltando el aceite sobre la cadena de la transmisión. Con este sencillo principio en la cabeza comencé a pensar en un prototipo de engrasador de cadena realizado a base polímeros plásticos de alto nivel. Me fui al centro médico del pueblo y conseguí que me regalaran un gotero hospitalario que haría las veces de “dosificador”. Al fin y al cabo sirve para eso, no?
Este es un plano general del invento. Como se puede ver llamaba bastante la atención y siempre había algún curioso que no podía reprimir sus ganas de preguntar.
El depósito para el lubricante era de tipo "abierto" y, aunque pueda parecer poco seguro, el aceite no se salía debido a la tensión superficial del líquido. Todo pensado.
Para regular el flujo de aceite hasta la cadena se usaba el dosificador que se incluía de serie en el aparato.
Tampoco fue necesario hacer acopio de inventiva para el inyector: bastaba con usar el que venía con el aparato. Nótese que la cadena estaba pidiendo a gritos un sistema de lubricación permanente.
Ante la inevitable pregunta ¿funcionaba? he de decir que hay dos posibles respuestas: si y no. Rellenabas el pequeño depósito con aceite, abrías el dosificador y rodabas hasta que se acababa. Pringabas la llanta, el neumático y algo más pero la cadena quedaba engrasada. En este aspecto era más o menos efectivo. Pero nunca conseguí regular el gotero de forma que dosificase el lubricante de forma eficaz y no pringosa para el resto de la moto. O sea que desde el punto de vista práctico, no funcionaba.
En favor del aparato he de decir que era muy barato y me tuvo un par de horas entretenido.
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