Ye... increíble!

Ye… increíble!

Por fin abarcamos un movimiento cultural (he dicho cultural? se me habrá escapado) asequible a muchos de vuestros bolsillos. En estos azarosos tiempos de crisis el que más y el que menos anda mirando el euro y procurando no gastar más de la cuenta. Bien, pues aquí está el movimiento motorista mod (m.m.m.) y ye-ye con una excelente relación calidad-precio.

Ésta es la tuya! Apúntate ya al movimiento rancio por excelencia y espanta a los enemigos con tu olor a naftalina!

Toma papel y lápiz, que comienza la clase.

Empecemos, como otras veces, por la indumentaria.

Antes de vestirte de mod, de ye-ye o cualquier otra cosa tienes que saber de dónde sale todo esto, no vaya a ser que le tengas alergia a cualquiera de los herederos del movimiento original y luego te dé un pasmo. O si tu padre (o tu abuelo) se muere de la risa cuando te vea aparecer con según que pinta, sepas por qué se parte la caja.

No te llames a engaño, la España de los sesenta, por mucho que leas o te digan que era tiempo de revolución cultural y de cambios radicales, era tan pacata y tan rancia como las fotos que has visto en el álbum de boda de tus viejos. Se producían cambios, sí, pero enmarcados dentro de lo encorsetado de la sociedad franquista y sin sacar los pies del tiesto, que no era plan. Has de saber que fueron abanderados de este movimiento Conchita Velasco, Los Tonys, Marisol, Luis Aguilé, MariTrini y otros artistas de similar pelaje. Es decir, que si suena alguno de estos, repito, artistas en el guateque de la panda, has de bailar y aplaudir como un poseso. Avisado estás (si suenan Los Bravos puedes bailar y aplaudir sin complejos)

Dicho esto, comencemos con la indumentaria.

Lo normal es que hagas como todos, que te inclines por la indumentaria mod porque, si escoges la indumentaria equivalente ye-ye de la España de los sesenta no vas a ser tan cool. Además, horterez y tergal ya no son tan fáciles de conseguir como un “tres cuartos” militar.

Pues eso, el “tres cuartos” o parka, pantalón estrecho de sastre, americana y corbata fina con camisa blanca. Puedes añadir unas gafas de pasta y aunar gafapastismo y yeye-ismo.

Si eres chica, como este movimiento abarca unos cuantos años, puedes ir con un vestido como el que llevó Massiel a Eurovisión en el 68 o algo de parecida factura, por ejemplo, estampado mareante de círculos concéntricos. Nada que sea discreto.

No vamos a perder mucho el tiempo con esto porque, si no encuentras nada de tu gusto, siempre te puedes hacer una levita partiendo de una colcha de paramecios que tendrá un resultado similar.

El equipo de motorista también es muy asequible:

casco tipo jet, para que se vea bien tu carita juvenil e inocente, guantes de piel y bolso cruzado. Si no tienes dinero para todo el equipo puedes prescindir de guantes y casco. Con esto vas que chutas porque tus viajes en moto no se extenderán más allá de tres o cuatro barrios. Como mucho.

Vamos con la moto.

Como habrás imaginado puedes escoger entre Vespa y Lambretta. Ni se te ocurra aparecer con una Norton (no tienes cuartos), ni una BSA (jajajaja), ni una café racer que ya viste lo que pasó en Quadrophenia. Los Mods y los Rockers son enemigos irreconciliables, igual que los del Madrid y el Barça o como los carbamatos y los fitopatógenos, para que me entiendas. Ahora quizá pueda parecerte que todo esto de las rivalidades no tenga mucho sentido pero hay que llevar el papel que uno asume hasta las últimas consecuencias. O somos o no somos. Es lo malo que tiene todo esto del revival.

Tienes vespas desde setenta euros, más barato imposible. Lo ideal es que te pilles una del año de la pera, de las vintage de verdad, restaurada y no una mierda chatarrosa de un mensaka, pero comprendo que eso rompe con el espíritu de avaro que llevas en estos tiempos. En cualquier caso, si ahorras un poco, puedes gastarte 150 euros en una un poco decente. Ya luego si eso, la puedes mandar a restaurar cuando haya billetes en el bolso cruzado.

Para la restauración nada de decenas de espejos como el hortera de Sting. Eso está demodé hasta para los festivales revival más recalcitrantes. Lo ideal es dejarla lo más parecida a la original, con nulas concesiones a lo custom.

Y ahora… a los festivales!

Anfetas? Que estás diciendo? Te crees tú que serías capaz de zamparte unas pirulas de los sesenta? Que aquello no era como la mierda esa del MDA, ni el cristal… Mira, como mucho optalidones, que era lo que se consumía por aquel entonces es esta España nuestra.

Y a sentirlo eh!, a sentirlo, que vea todo el mundo que eres lo más auténtico que parió madre y que llevas los sesenta dentro de ti como otros llevan a El Fary.

Pues ya está. Fácil no? Cuatro trapitos, una Vespa vieja y a rodar. Claro que no quedarás tan chachi como los popes que van al festival Euroyeyé de Gijón pero, a cambio, conservas casi todo tu pecunio y estás a la moda.

Ahora sólo tienes que dejarte ver por los festivales , codearte con los viejunos y con los frikis gafapasta y esperar a que se te pase la tontería.