Cómo viajar en moto por el centro de Lugo y descubrir sus secretos

En este post te cuento mi experiencia recorriendo las carreteras del centro de Lugo, una zona poco conocida pero llena de encanto. Te hablo de los paisajes, la gente, la gastronomía y los lugares que más me han gustado. También te doy algunos consejos para adaptar tu conducción a las circunstancias y disfrutar al máximo de tu moto. Y por último, te comparto algunas reflexiones sobre la vida, la libertad y la felicidad que me han surgido al pasar por delante de una cárcel. Espero que te guste y que te animes a visitar esta maravillosa región. 😊


Pulpo a feira

He recorrido estos días carreteras deliciosas, curvas de tacto aterciopelado y asfalto caluroso que me incendiaba las ideas. Disfrutando, claro. Porque, como afirmo cuando me dicen que es un mal día para ir en moto, “todos los días son buenos para ir en moto”.

Solo hay que adaptar la conducción a las circunstancias. Y yo me adapto. Me adapto, me sobrepongo y continúo.

Como estos días, al salir de casa y pasar por las carreteras del centro de Lugo.

Nadie habla nunca de las carreteras del centro de Lugo. Nadie menciona el mosaico perfecto de prados, tierras de labor y bosquetes de robles y castaños.

Nadie comenta la suave ondulación que rodea la muralla eterna.

No parece haber placer en rodar por esas llanuras perladas de pazos, de casonas de labradores viejos y de bosques tímidos que quieren ocupar todo el terreno disponible.

Abedules, castaños, robles… Rumor de riachuelos y de campo diseminado. Silvas e toxos. Helechos bajo la fronda. Rodales de pino y de eucalipto que parecen cómodos en esos lares, como si estuvieran en su sitio, como si creyeran que están donde tienen que estar.

Allí los eucaliptales son tímidos y no hay nada de masivo en ellos. Son contenidos y se adaptan a la variedad de esas llanuras suaves.

Y las carreteras… sin estridencias y amables. ¿Cómo no van a ser carreteras amables estando en Lugo? Parece que se contagian del carácter dulce y bueno de los lucenses. Gente recia que canta cuando habla.

Cuando iba yo pensando en la magia de rodar por las grandes rectas de la N-640 pasé por delante del centro penitenciario de Monterroso.

Cada vez que paso por delante de una cárcel me invade una pena enorme. Más que pena es una mezcla entre pena, melancolía y lástima, una poderosa sensación de sentirme afortunado por poder pasar por delante de la cárcel, en moto, y no estar dentro.

Sé que es una tontería, pero no puedo evitar mirar hacia esos muros y pensar en toda la gente que está ahí metida. No pienso en los delitos que hayan podido cometer, solo en el hecho de que están presos y no pueden salir.

Y yo estoy fuera.

Puede que no haya cometido delitos o puede que no me hayan pillado, pero el caso es que estoy fuera pensando en los que están dentro.

Me pongo en su lugar y me asalta una crisis de angustia. Me moriría si tengo que estar allí encerrado.

Da igual que sea Monterroso, Topas, Bonxe, Alahurin o el Penal del Puerto… Cada vez que paso por delante de un centro penitenciario… me muero un poco de pena.

¿A vosotros no os pasa?

Estas cosas tristes, más que tristes… perturbadoras, que forman parte de la ruta, del viaje.

Hay que estar atento a todo, a lo bueno y a lo no tan bueno de la carretera. Cosas que te hacen reflexionar y ser más consciente de lo afortunado que eres al poder pensar en estas cosas.

A veces nos empeñamos en mostrar lo bien que lo pasamos cada vez que salimos de viaje con nuestras motos. Los lugares maravillosos que visitamos, las rutas buenas con los colegas, los paisajes de ensueño… Pues yo reivindico lo chungo, el placer de lo sórdido, el poderoso atractivo de lo feo y marginal.

Me fijo en la cara B, “la cara B de la opulencia, como decía “La Polla Records”,

Y todo para ser plenamente consciente de lo hermoso, para que no se me escapen los detalles de lo bello, para intentar formar parte de un todo que incluye también lo que no queremos ver.

Y la Gran Gabarra, la BMW R1200RT, circulando con precisión alemana, surcando las arterias que vertebran lo mejor de la vida.