tapa Ángel del infiernoEl el año 2012 el presidente de Ángeles del Infierno escribió, junto con los hermanos Keith y Kent Zimmerman,  este libro sobre su vida y obra. De hecho lleva el título de «Ángel del Infierno. Vida y andanzas de Sonny Barger y el club de motoristas Ángeles del Infierno«. Ahora llega a mis manos a través de la edición en español de la editorial Pepitas de Calabaza que vio la luz en febrero de 2015.

Ángel del Infierno no es un libro de viajes propiamente dicho pero el él hay viajes en moto y muchos otros viajes propiciados por el LSD, el speed, la cocaina, la marihuana y, en general cualquier tipo de droga, ilegal o no. Sonny nos descubre, bajo su particular prisma, una serie de aventuras que sólo habíamos visto en las películas de moteros de los años 60. Sin ningún tipo de tapujos nos dejar ver una parte de la vida del Club en la que se alternan, de forma abrupta y rallana con el histerismo literario, las peleas con la policía y con otros clubes, las idas y venidas a la cárcel, la muerte de muchos de sus miembros por temas relacionados con la droga y un ciento de desvaríos que hacen que cualquier guión película de Hollywood se quede corta.

Supongo que todas estas historietas estarán alteradas en mayor o menor medida por el autor para salvaguardar el nombre del Club y el suyo propio pero, a pesar de lo que se esté callando este hombre, no deja de ser sorprendente lo que descubrimos en su narración. Todo está contado con naturalidad, sin licencias literarias y con un lenguaje directo y, en ocasiones, burdo. No podría ser de otra manera. Aún así encontramos ciertos dejes «viejunos» en la traducción de Enrique Alda que huelen a rancio. No sabemos si en el original también suenan a términos «demodé» o se trata de errores por desconocimiento. Palabras como «bofia», «la queli» o «la parienta» chirrían y pueden inducirnos a ver a Sonny como lo que no es, un macarrilla de barrio castizo. A Sonny se le queda muy corto ese adjetivo.

- Sonny, ¿que se hace cuando alguien tiene una sobredosis de barbitúricos?
- Dale speed, eso la despertará.

Tampoco anda el traductor muy fino a la hora de nombrar a los motores Harley, usando términos como «cabeza de nudillos», «cabeza de olla» y «cabeza de pala» para referirse a los motores «Knucklehead», «Panhead» y «Shovelhead». Nadie en el mundo llama así los motores Harley, con su nombre en español.

Muchos de los mitos de los Ángeles del Infierno, fabricados la mayoría de las ocasiones por la factoría hollywoodiense, se hacen añicos de la mano de su presidente. Desmonta leyendas urbanas y a la vez, nos descubre aspectos mucho más espeluznantes. No le duelen prendas a la hora de desvelar el pasado de narcotraficantes, su odio visceral a la izquierda norteamericana o su desprecio por cualquiera que no sea un Hell Angel. Si embargo hay temas por los que pasa de puntillas o los justifica con vehemencia, como por ejemplo el uso de la estética nazi durante un periodo bastante dilatado de la historia del club.

Sonny Barger hace un repaso a cuarenta años de historia del club y nos da su propia versión de lo que aconteció en esas cuatro décadas, no en vano es el único libro autorizado por Hell´s Angels. Entre algunas perlas merece la pena destacar la opinión que tiene sobre  la marca Harley Davidson:

"Personalmente, en cuestión de manufactura, no me gustan las Harley. Las conduzco porque pertenezco a un club y forman parte de nuestra imagen, pero si pudiera me compraría una Honda ST 1100 o una BMW. Cuando empezaron a fabricar motos grandes en Japón y decidimos no comprarlas perdimos una oportunidad irrepetible"

Así de claro se muestra Barger: «Siempre digo: ¡Qué le den a Harley Davidson!». Suena revolucionario por venir de quien vienen estas palabras, de alguien que le ha proporcionado tantas ventas a la marca debido a la imagen de su club pero esto es una muestra de lo que nos podemos encontrar en el libro; no lo cuenta todo pero lo que cuenta lo hace sin cortarse, del mismo modo que vivió toda su vida.

la última parte del libro Sonny se dedica a desgranar algunos de sus encuentros con la justicia norteamericana. Acusaciones de asesinato, paseos por los juzgados, trapicheos con la policía y la acusación de crimen organizado como traca final… No me quedó muy claro todo el asunto. Resulta bastante sospechoso que, acumulando tal cantidad de delitos y antecedentes, no se pasara mucho más tiempo en la cárcel. Entre libertad condicional, pago de fianzas y sentencias favorables podemos afirmar que, o bien tuvo mucha suerte o tenía amigos muy poderosos. O las dos cosas.

Es un libro recomendable para entender una parte de la historia de los MC y de la propia historia de los EE.UU.